«Vienen los persas». Tras oír estas palabras, Gorgo de Esparta entra en un peligroso mundo de dioses vengativos y héroes invencibles. Ahora sabe que un poderoso imperio amenaza a Atenas y a Esparta y quiere apoderarse de toda Grecia. Como princesa espartana, la sangre de Zeus corre por sus venas y le confiere el antiguo poder de transformarse en loba. Gorgo tendrá que recurrir a todo su valor y astucia para liderar a su ciudad en la mayor guerra de la historia, en la que combatirán hasta los propios dioses.
Hay un viejo rey, Juan Carlos, trágico y dos nuevos reyes, Felipe y Letizia, que caminan sobre alfombras rojas que cubren cadáveres. Hay una princesa, Leonor, protegida como si fuera el Santo Grial. Ella es la gran esperanza de la familia y su futuro. Hay amor, sexo y dinero. Hay muchísimo dinero. También hay traiciones, amenazas y ambición. Hay un álbum de fotos de la Familia Real de la revista ¡Hola! que no era real. Hay una frase de Shakespeare que resume lo sucedido: «La corona ha devorado al que la lleva» y otra que cuenta lo que sucede: «Inquieta yace la cabeza que lleva una corona».
Esta historia es un cuento que se acaba. Pero también otro que continúa.
Este libro es el relato esencial de los episodios que han sumido a la Casa Real en una crisis tan imprevisible como grave y el análisis que esos hechos requieren en tiempos de posverdad y desafección. El autor nos invita a conocer el qué, primero, y comprender el por qué, después, para entender la caída de Juan Carlos, por qué su derrumbe no causó el estruendo que debería haber provocado y cómo este se ha convertido hoy día en la mayor amenaza del trono de Leonor. De ella depende el incierto porvenir de la corona. Porque el reino se hereda siempre con todos sus fantasmas. Si es que se hereda...
«Para que todo siga como está, es necesario que todo cambie».
En 1614, Tokugawa Ieyasu prohibió definitivamente el cristianismo en todo su imperio y ordenó la expulsión de los misioneros y la condena a muerte de miles de cristianos.
¿Cuáles fueron las causas de la persecución a los cristianos en Japón? ¿Llegó el cristianismo a desaparecer? ¿Por qué nunca alcanzó gran relevancia entre las religiones practicadas en Japón? Responder a estas preguntas exige volver la mirada cinco siglos atrás –cuando los primeros cristianos llegaron al archipiélago– e intentar comprender el modo de pensar y vivir de aquellos japoneses.
A finales de 1596, un galeón español procedente de Manila, con rumbo a Acapulco, encalló en las costas de Japón. Los españoles confiaban en que los japoneses les facilitarían continuar su viaje, amparados en las buenas relaciones entre el gobernador de Filipinas y el caudillo militar nipón, Totoyomi Hideyoshi. Sin embargo, Hideyoshi confiscó la carga del galeón y condenó a los misioneros, y a varios cristianos laicos japoneses, a morir crucificados. La condena se ejecutó el 5 de febrero de 1597.
Los veintiséis cristianos condenados, que pasaron a la historia como mártires de Nagasaki, no fueron los primeros ni serían los últimos. Con la llegada al poder de Tokugawa Ieyasu, sucesor de Hideyoshi, se ordenó la prohibición definitiva del cristianismo en el país y la expulsión de todos los misioneros. Los cristianos –sacerdotes, religiosos o laicos; europeos, asiáticos o japoneses–, fueron quemados o decapitados.
UN RELATO DE LO QUE FUE EL JUICIO DE NÚREMBERG, DESDE SU GÉNESIS, AL INICIO DE LA GUERRA, HASTA SUS LEJANAS REPERCUSIONES EN LA CREACIÓN DE LA JUSTICIA INTERNACIONAL.
Alemania, octubre de 1945. Los Aliados, vencedores de la Segunda Guerra Mundial, se preparan para juzgar los crímenes cometidos por el Tercer Reich.
Durante un año, bajo la atenta mirada de la prensa de todo el mundo, una veintena de altos dignatarios del régimen nazi tendrán que responder de sus actos ante los magistrados del Tribunal Militar Internacional.
A partir de las actas del juicio y los testimonios, Annette Wieviorka relata Núremberg, este gran acontecimiento del siglo XX, desde su génesis, al inicio de la guerra, hasta sus lejanas repercusiones en la creación de la justicia internacional.
Hay pocos ensayos fundacionales, aquellos que suponen una antes y un después, cuyas ideas fecundas germinan y dan pie a debates fértiles y ramificaciones profundas. Los jacobinos negros es uno de ellos. Su lectura sobre la única rebelión esclava exitosa de la historia, la revolución haitiana de finales del siglo XVIII, es un parteaguas en la comprensión de la historia del colonialismo y del capitalismo. Más de dos siglos después, la poblacion descendiente todavía paga el precio de enfrentarse victoriosamente a las imperios francés, español e inglés.
¿Qué hace tan decisiva la interpretación de C. L. R. James sobre los acontecimientos desencadenados, a sangre y fuego, en esa isla del Caribe entre 1793 y 1804? El hecho de que su mirada desplazara el foco, por primera vez, de los victimarios europeos blancos a los centenares de miles de seres humanos que padecieron el secuestro, la deportación, la violación, la tortura y el asesinato a escala industrial. Un texto publicado en 1938, todavía plenamente vigente, y que cambió para siempre la historiografía de la lucha contra la esclavitud.
La conquista islámica de la península ibérica, Spania, culminaba la expansión hacia Poniente del pujante islam, que había comenzado menos de cien años antes y que había llevado a los seguidores del Profeta a extender su fe y sus dominios desde el Atlántico hasta el corazón de Asia. Como cualquier conquista, se hizo por la espada y acarreó hambre y cautiverio. Yeyo Balbás, investigador experto en el periodo y autor de novelas históricas como El reino imposible, Pax romana o Pan y circo, escribe, con oficio de historiador y prosa de novelista, una documentada y completa narración del final de la Spania visigoda y de la implantación musulmana.