Karel Holemans fue un pintor flamenco que soñaba con la independencia de Flandes. Espió en España durante la Guerra Civil, en el lado republicano. En la invasión nazi de Bélgica trabajó como espía doble. O tal vez triple. Fue agente de la inteligencia alemana, estuvo casado con una agente de la Resistencia y, en secreto, era Caballero Comendador de los templarios. Se enroló en los servicios secretos alemanes para poder sacar de Bélgica los archivos históricos de la orden del Temple y evitar que cayeran en manos de la Gestapo. Llevó los archivos a Portugal y con ello salvó las vidas de 238 templarios belgas y franceses. Como pintor conoció el éxito y la pobreza, y sus obras cuelgan hoy en varios museos europeos, entre ellos, el Reina Sofía de Madrid.
Fue condenado a muerte en Bélgica y se exilió en España, donde pasó el resto de su vida. Se casó con la pubilla de una rica familia de cavistas de Sant Sadurní d’Anoia. Su suegra nunca aprobó la boda y le persiguió con una falsa acusación de bigamia que casi le cuesta la extradición y la vida. En 1974, estuvo presente como traductor en la ejecución de Heinz Chez en Tarragona, condenado por Franco a morir por garrote vil el mismo día y a la misma hora que Puig Antich en Barcelona. Su hijo Carlos ha dedicado más de diez años a desenterrar y recomponer lo que nunca contó.
Una lúcida visión del controvertido periodo entre 1808 y 1814 en la historia de España.
Cuando se estudian los complicados años desde 1808 hasta 1814 (Guerra de la Independencia) se comprueba la necesidad de rectificar buena parte del legado de no pocos historiadores del XIX. La idea de convocar Cortes parte de Fernando VII, y constituye la génesis del parlamentarismo español en su defensa ante el poder francés.
El autor trata ahora de ofrecernos una visión de conjunto de ese importante período de la historia de España, ofreciendo un mayor contexto de las Cortes extraordinarias y de las ordinarias que le sucedieron.
El mar ejerce una atracción de amplio rango para la mayoría de los hombres, imposible de soslayar, quizás imbricada a nivel del ADN mitocondrial. Navegar, como volar, siempre constituye un reto. El peligro acecha con cada minuto que transcurre dada la cuasi indomabilidad de ambos medios. Pero si a esto le añadimos la actividad humana, entonces el panorama se complica extraordinariamente. En el libro que tiene en sus manos aprenderá muchísimo sobre los enemigos de la navegación y del comercio: los piratas. El autor nos ubica en espacio y tiempo: Norteamérica, concretamente Virginia, entre la primera parte del siglo XVI y XVII. Todas las acepciones los califican como ladrones, dedicados en cuerpo y alma a ejercer el despojo y robo como forma de vida. Lo mismo atacaban una ciudad que un barco o convoy, con la esperanza del botín y preservar la vida para disfrutarlo. Un ensayo que motiva el interés por esta parte de la historia norteamericana, donde se combinan de la mejor forma posible el rigor histórico y la narrativa ágil, cercana, directa.
La increíble historia del ladrón de bancos Forrest Tucker da título a esta colección de crímenes reales, tres relatos en los que el periodista David Grann demuestra por qué es considerado el mejor escritor de no-ficción del momento. Si «El viejo y la pistola» es la historia de un artista del atraco y la fuga carcelaria que a sus setenta y muchos años se niega a retirarse, «True Crime» sigue la retorcida investigación de un policía polaco convencido de que un novelista dejó pistas en su obra sobre un asesinato real. «El camaleón» relata cómo un impostor francés asume la identidad de un chico desaparecido en Texas y se infiltra en su familia para terminar preguntándose quién está engañando a quién.
Con estos tres personajes, Grann muestra que la ficción no es la única vía para encontrar historias delirantes donde el engaño, la astucia y una innata habilidad para el crimen determinan el futuro de sus protagonistas.
Hay ciudades que al nombrarlas estamos en ellas y las inventamos según la medida de nuestros deseos. José Carlos Llop ha ido a Vladivostok tantas veces como ha escrito su nombre; allí en tiempos finalizaba el Transiberiano; por ella se acuerda de Blaise Cendrars o de Miguel Strogoff, el correo del zar que, según Jules Verne, debía entregar su carta en Irkutsk y nunca llegó a Vladivostok. Puede ser una ciudad imaginaria, en la que se vean reflejados nuestros deseos, ensoñaciones y anhelos. La atmósfera literaria de estos artículos recogidos en Vladivostok, antología de sus «Terceras» publicadas en ABC entre 2006 y 2017, destaca por un estilo elegante y una ironía delicada e inteligente.
Una historia fascinante sobre la adivinación en el mundo griego
Conocemos la antigua Grecia por su filosofía, arte y experiencias democráticas, pero también por sus oráculos. La adivinación está presente en la cultura griega, como en la historia del rey tebano Edipo, a quien el oráculo de Delfos profetizó que mataría a su padre y se casaría con su madre. Habitantes de un mundo incierto, los griegos confiaban en sus numerosos oráculos para orientar su vida y su época no se entiende sin estos centros de adivinación, en los que los dioses adoptaban la voz humana para comunicarse con los mortales.
Diego Chapinal-Heras, historiador especializado en la antigua Grecia y sus oráculos, nos ofrece una detallada y fascinante visión del mundo adivinatorio heleno. ¿Qué era un oráculo? ¿Cómo se llevaba a cabo la adivinación? ¿Qué importancia tenían en la sociedad griega? ¿Cómo evolucionaron con el tiempo? Para responder a estas y a otras preguntas viajaremos, de la mano de las más actualizadas fuentes documentales, epigráficas y arqueológicas, a oráculos como los de Dodona, Delfos, Dídima o Epidauro, y conoceremos lo que significaba ofrecer y recibir una profecía.
La voz de los dioses es un libro fundamental para comprender una de las facetas más fascinantes y misteriosas y menos estudiadas de la Antigüedad helena.