Entre los siglos XV y XVIII, los europeos no solo estaban fuertemente constreñidos por las jerarquías sociales, también malvivían atormentados por el hambre y la miseria, tiranizados por el consumo diario de un pan deliberadamente adulterado, a menudo mezclado con semillas y hierbas alucinógenas.
Mientras Galileo, Descartes y Bacon trabajaban en la idea de un mundo racional y ordenada, la desnutrición crónica y la embriaguez domésticaagudizadas por estas drogas rurales y domésticas llevaban a sus coetáneos a un viaje psicodélico, a trances y explosiones dionisíacas que involucraban a pueblos enteros, a los meandros de un imaginario demoníaco y nocturno que aliviaba una existencia de otro modo invivible.
A través de una cuidadosa reconstrucción de la vida cotidiana de campesinos, mendigos y pobres, Piero Camporesi en El pan salvaje presenta una imagen vívida y desconcertante de la Europa preindustrial, azotada por el desigual reparto de bienes y alimentos, como un vasto laboratorio de sueños.
Sumida en un universo fantástico, la humanidad tenía acceso a formas de conciencia ajenas a la racionalidad, y aún podía aprovechar las reservas oníricas que la prohibición a las hierbas alucinógenas destruyó más tarde.
A pesar de no gobernar el Imperio romano directamente, Livia ha sido una de las mujeres más poderosas del mundo. Esposa del primer emperador romano, Augusto, y madre del segundo, Tiberio, se posicionó de forma determinante en el centro de la política romana.
En esta biografía de Livia, considerada unánimemente la más completa desde cualquier punto de vista, Anthony Barrett recurre a las fuentes antiguas para ir mucho más allá del retrato parcial de una maquiavélica conspiradora y nos descubre a una Livia compleja cuya prolongada influencia política contribuyó a dar forma al gobierno romano, dejando sentir su ascendencia mucho después de su muerte.
Durante siete siglos, los samuráis constituyeron la élite social y política de Japón y forjaron en torno a sí el mito del guerrero noble de espíritu, valiente, honorable y fiel.Pero, ¿qué hay de cierto en aquello que sabemos -o creemos saber- acerca de los samuráis? ¿Cuál es su verdadera historia?A lo largo de los doce capítulos que conforman este libro, recorreremos más de mil años de la historia de esta casta de guerreros, desde su paulatino surgimiento durante la segunda mitad del primer milenio hasta su desaparición oficial a finales del siglo XIX. Un relato veraz y ameno, basado en hechos, bibliografía y documentos históricos, que describe también la parte legendaria y mítica pero sin confundirla con la realidad, pues esta resulta suficientemente apasionante por sí misma.
Un viaje desde los primeros intentos por comprender el mundo de las civilizaciones de la Antigüedad, pasando por el advenimiento de la cartografía comercial y los progresos tecnológicos que permitieron a los atlas tratar casi cualquier tema, hasta las aplicaciones digitales que hoy pueden llevarse en el bolsillo.
Viajes, rutas comerciales, exploraciones...: los mapas, fascinante reflejo de nuestro deseo de organizar el mundo, cobran vida en esta obra única.
Déjese guiar por la historia de los más increíbles atlas y las vidas de los cartógrafos que los concibieron.
Heródoto fue un incansable viajero, circunstancia que es determinante para su actitud como historiador. Aunque aprovechó en la medida de lo posible los escritos de sus antecesores en el género, la investigación, de la que habla al principio de su obra, es un trabajo personal, un acopio de datos " in situ " . Sus estancias en los centros culturales y políticos del mundo antiguo fueron prolongadas, viajó por todos los países griegos y llegó hasta el Mar Negro, Chipre, Egipto, Citera, Tiro. El saber adquirido en sus viajes se refleja en la primera parte de su obra, mientras que en la segunda, en la que cuenta la historia de Grecia, depende de informadores nativos y de su trato con los hombres más distinguidos que fueron sus contemporáneos.
Gran parte de la historia se explica de forma jerárquica: tiene que ver con papas, reyes o presidentes. Pero, ¿y si fuera así por el simple hecho de que han sido ellos los que han creado los archivos históricos? ¿Y si estuviéramos omitiendo y relegando la influencia de redes de organización igual de poderosas pero menos visibles?
El siglo XXI se ha proclamado como la Era de la Red, pero en este libro Niall Ferguson nos recuerda que las redes sociales no tienen nada de novedoso. Desde la época de la imprenta y de los predicadores que llevaron a cabo la Reforma hasta los masones que lideraron la Revolución estadounidense, fueron las redes organizacionales las que interrumpieron el orden establecido. Así pues, lejos de ser una novedad, nuestra era es más bien una prolongación de la anterior, con el ordenador en el lugar central que en su momento ocupó el papel impreso. Las redes son propensas a la agrupación y la expansión, pero, ante todo, son propensas a las interrupciones. Así, los conflictos del pasado encuentran paralelismos desconcertantes en la actualidad, tanto en Facebook, como en el Estado Islámico y el mundo trumpiano.
En La plaza y la torre, el mejor Ferguson revela la historia oculta de las redes organizacionales que han cambiado el rumbo del mundo y la presenta como un antídoto contra las teorías de la conspiración y un desafío a la historiografía tradicional, que nunca ha prestado demasiada atención a las redes informales de influencia.