La génesis, ejecución y secuelas del día D a través de los ojos del propio Winston Churchill.
Al amanecer del 6 de junio de 1944, el desembarco de la mayor armada de buques jamás reunida comenzó a las 6:30 horas. Durante la noche, los paracaidistas aseguraron el flanco oriental de la zona de desembarco, mientras que otras Divisiones Aerotransportadas estadounidenses protegían el flanco occidental para evitar contraataques alemanes. Cuando Gran Bretaña se despertó con la noticia del desembarco, la declaración formal ante la Cámara de los Comunes recayó sobre su Primer Ministro, Winston Churchill. Aunque Churchill era consciente de la enorme responsabilidad que tenía para con los soldados británicos y los civiles franceses, y aunque sabía que sus oponentes políticos cuestionarían su liderazgo, apenas compartirá las conversaciones, los pensamientos más íntimos, las deliberaciones y las decisiones que ha estado tomando y que seguirá tomando en este día. Todo pende de un hilo. El Día D de Churchill ofrece exactamente esa historia viva, una oportunidad sin precedentes para que los lectores vivan la Invasión de Normandía como la vivió el propio Bulldog británico.
¿Sabías que el primer rey cruzado que llegó a Jerusalén fue el vikingo Sigurd de Noruega? ¿Que Leonor de Aquitania fue la primera mujer en embarcarse en una cruzada? ¿Que la secta de los asesinos trató tres veces de acabar con la vida del mismo Saladino? ¿Que san Francisco de Asís se presentó ante el sultán de Egipto para convencerlo de que se convirtiera al cristianismo y logró una tregua en plena quinta cruzada? ¿O que el emperador Federico II recuperó Jerusalén sin disparar una sola flecha y después de ser excomulgado por el papa Gregorio IX?
Concebidas como un peregrinaje armado en nombre de Dios, las cruzadas constituyen un acontecimiento decisivo en la Edad Media cuya memoria y debate siguen estando de plena actualidad hoy en día. El adjetivo «cruzado» se continúa utilizando entre los combatientes del autodenominado Estado Islámico para referirse a Occidente, casi mil años después, y su influjo y fascinación es objeto de estudio, investigación e interés por parte de historiadores, amantes de la historia y lectores aficionados a las leyendas y enigmas que adornan a sus protagonistas.
Desde la llamada incandescente de Urbano II a tomar la cruz en 1095 hasta la sangrienta caída de San Juan de Acre en 1291, las expediciones religioso-militares de los llamados cruzados están llenas de episodios singulares y casi siempre crueles, pero también revelan actos de piedad y admiración mutua, como la que mantuvieron Ricardo Corazón de León y Saladino mientras se enfrentaban con toda la dureza posible.
Baviera, 1944. Los rumores de la guerra apenas llegan a la primera maternidad nazi, la Heim Hochland, creada por Heinrich Himmler en 1936 como parte del programa llamado Lebensborn. En ese idílico lugar se hace todo lo posible para ofrecer un ambiente armonioso a los hijos recién nacidos de miembros de las SS y a sus madres. Allí trabaja Helga, una enfermera modélica y entregada, que cuida de mujeres embarazadas y bebés, pero que asiste a situaciones que harán tambalearse sus certezas. Y allí llega, para dar a luz, la joven Renée, una francesa repudiada por su familia tras haberse enamorado de un alemán durante la Ocupación de París. Mientras reconstruye este inquietante gineceo en su realidad histórica, Los niños de Himmler ofrece una inmersión en la cotidianidad de un lugar concebido para desarrollar y «depurar» la raza aria, y criar a los futuros «señores de la guerra».
La mañana del 28 de junio de 1914, cuando el archiduque de Austria, Francisco Fernando, y su esposa, Sofía Chotek, llegaron a la estación de tren de Sarajevo, en Europa reinaba la paz. Treinta y siete días después, el continente estaba en guerra. La contienda tendría como resultado veinte millones de muertos, destruiría tres imperios y alteraría de forma permanente la historia mundial. Sonámbulos revela con todo detalle cómo se desató la crisis que condujo a la Primera Guerra Mundial. Basándose en fuentes primarias, traza los caminos que llevaron a la guerra con una narrativa llena de acción que cubre minuto a minuto todo lo que ocurrió en los centros clave de Viena, Berlín, San Petersburgo, París, Londres y Belgrado. Christopher Clark repasa las décadas de historia que conformaron los acontecimientos de 1914, y analiza los mutuos malentendidos y los gestos involuntarios que hicieron que se desatara la crisis en pocas semanas. Basado en una meticulosa investigación y brillantemente escrito, este libro es un análisis magistral de uno de los dramas más importantes de los tiempos modernos. Ofrece una nueva visión de la Primera Guerra Mundial en la que no se priman las batallas y las atrocidades de la propia contienda, sino los complejos acontecimientos y relaciones que llevaron a un grupo de líderes bienintencionados a un conflicto brutal y sangriento.
En Venecia, el pasado y el presente se entretejen de forma curiosa, los venecianos no se han recuperado del todo de la pérdida de la gloria, quizá no la hayan aceptado siquiera, de modo que en el fondo de sus pensamientos, su ciudad sigue siendo la Serenísima, la Novia del Adriático. Esta mezcla de resignación y persistencia da a la gente un toque de melancolía, una tristeza semejante a la laguna, lisa y seca.» A menudo clasificado como el mejor libro de viajes jamás escrito, Venecia no es ni una guía ni un libro de Historia sino una apasionada inmersión en la vida y en el carácter venecianos. Jan Morris logra capturar el temperamento y el alma acuática de la ciudad guiándonos por sus calles a través de sus sonidos, olores, luces y colores. No hay rincón de Venecia que no haya investigado y al que no haya devuelto la vida. Jan Morris visitó Venecia por primera vez de joven durante la Segunda Guerra Mundial siendo el soldado James Morris.
¿Camina la «atlantología» por un sendero errado? ¿Hemos ignorado incongruencias trascendentales en el relato de Platón? ¿Manejamos mapas históricamente adecuados? ¿Y si la clave que nos acercaría a la resolución del enigma no se hallara en el célebre estrecho de Gibraltar, sino en el desconocido e inexplorado estrecho de Coria? ¿Hacia dónde nos conduce el rastro del tsunami que habría puesto fin drásticamente al Imperio calcolítico? ¿Acaso alberga la ciudad de Sevilla los vestigios de la Atlántida?
Los diálogos platónicos Timeo y Critias nos situaron tras la pista de una fascinante civilización perdida que aún hoy permanece sumida en la nebulosa del mito. ¿Fantasía o realidad? Entre quienes valientemente se han propuesto escrutarla desde el prisma de la ciencia en los últimos tiempos, muchos especialistas, lastrados por una ahistórica e inexacta interpretación de las fuentes escritas, han pasado por alto detalles cruciales que, como a Schulten en su búsqueda de Tartessos, los habrían acercado a la verdad. La presente obra, fruto de casi treinta años de trabajo, consolida un insólito giro de las investigaciones que, frente a la idea del golfo de Cádiz, apunta a la antigua Híspalis como epicentro atlante: mediante un riguroso análisis de los textos y sus traducciones, y una mirada interdisciplinar a los últimos hallazgos geológicos y arqueológicos, el autor reconstruye de manera inaudita el mapa y los acontecimientos descritos por el filósofo y, contrastándolos, nos retrata la naturaleza de la Atlántida como nunca antes.