Millones de personas suben cada año la gran escalinata de mármol para visitar el Museo Metropolitano de Arte, pero solo una privilegiada minoría tiene acceso ilimitado a todos sus rincones y recovecos: son los vigilantes, que deambulan discretamente en trajes azul marino, con un ojo atento al tesoro de 185.000 metros cuadrados.
Absorto en el inicio de su glamorosa carrera en The New Yorker, Patrick Bringley nunca imaginó que acabaría siendo uno de ellos. Todo cambió cuando a su hermano mayor le diagnosticaron un cáncer terminal, momento en el cual sintió la imperiosa necesidad de alejarse del bullicio cotidiano. Así, dejó el semanal y buscó consuelo en el lugar más bello que conocía.
Para su sorpresa, y para deleite del lector, este refugio se convirtió en su segundo hogar durante una década. Lo seguimos mientras custodia delicados tesoros desde Egipto hasta Roma, pasea por los laberintos bajo las galerías, desgasta nueve pares de zapatos y se maravilla ante las bellas obras bajo su cuidado. Bringley entra en el museo cual fantasma, silencioso y casi invisible, pero pronto encuentra su voz y su tribu: las obras de arte y sus creadores, y la vívida subcultura de los vigilantes del museo —un magnífico mosaico de artistas, músicos, operarios incondicionales, inmigrantes, bromistas y soñadores —. Conforme se fortalecen sus vínculos con sus colegas y con el arte, llega a comprender lo afortunado que es al vivir entre las paredes de ese pequeño universo que tanto se asemeja a las mejores facetas de nuestro mundo, al que regresa con gratitud de manera gradual.
Toda la belleza del mundo es un retrato sorprendente e inspirador de un magnífico museo, sus tesoros ocultos y las personas que lo mantienen en funcionamiento, escrito por uno de sus más íntimos observadores.
En su momento de mayor celebridad como dramaturgo, hacia 1891, y habiendo publicado ya su novela El retrato de Dorian Gray, Oscar Wilde conoce a Bosie, sobrenombre de lord Alfred Douglas, e inician una apasionada relación. El padre del joven, el marqués de Queensberry, escandalizado, se dedica a investigar al escritor para luego denunciarlo por prácticas homosexuales. En el juicio, Wilde es declarado culpable de los cargos de conducta indecente y sodomía, y condenado a dos años de prisión y trabajos forzados. Su vida cambia abruptamente y muere, exiliado, apenas unos años después.
«La cabaña no solo se alza como una alternativa a la ciudad, es un recordatorio de lo que somos cuando pisamos el freno. Una necesidad existencial acuciada por los tiempos convulsos que vivimos, fértiles en estrés, ansiedad, preocupaciones por la salud mental y, sobre todo, víctimas de una pérdida de conexión con nosotros mismos».
Desde las primeras construcciones prehistóricas hasta el emblemático Walden de Thoreau, pasando por las casas en los árboles de los Médici, Punky Brewster o la casa de los enanitos con la que todo niño granadino soñó alguna vez en su camino a Sierra Nevada, Refugio. Una historia de cabañas propone un fascinante e irresistible recorrido pop a través de los siglos por la relación que el ser humano ha forjado con ellas.
Eva Morell, creadora de la newsletter El club de la cabaña, reflexiona sobre el rol capital que estos refugios (reales y metafóricos) han ocupado a lo largo de nuestra historia. Además de proporcionar momentos de descanso y recogimiento, albergan historias únicas, divertidas, apasionadas y misteriosas. Así, Le Cabanon de Le Corbusier comparte páginas con aquella habitación propia que Virginia Woolf encontró en Monk's House, con el hogar de Joel Fleischman cuando se mudó en Doctor en Alaska o con la aparentemente inofensiva caseta de Montana desde la que Unabomber aterrorizó a la sociedad estadounidense entre los años setenta y noventa.
Lothar Hermann, sobreviviente del Holocausto, logró escapar del horror junto a su esposa y se refugió en el norte de la provincia de Buenos Aires, buscando reconstruir su vida en paz. Sin embargo, al poco tiempo descubrió que uno de los vecinos de su nuevo barrio era Adolf Eichmann, el principal responsable de implementar la maquinaria mortal de los campos de concentración donde habían asesinado a sus propios familiares. Este hallazgo cambió todo, y empujó a Lothar a iniciar una cruzada para denunciar al criminal de guerra ante diferentes organismos internacionales. A pesar de ser ignorado, acosado y finalmente relegado al olvido, la tenacidad de Lothar Hermann resultó fundamental para capturar y enjuiciar a uno de los genocidas más despiadados del siglo XX.
Cómo empezó el sexo? ¿Cómo fue su evolución hasta volverse tan multicolor y apasionado en la especie humana? ¿En qué medida nuestra vida amorosa se ve condicionada por nuestra ascendencia genética? ¿Y cómo será el sexo del futuro? En esta nueva entrega de la colección «Breve historia», David Baker dirige su mirada a una de las fuerzas más profundas y poderosas que definen a la especie humana: la sexualidad. Desde el proceso químico de dos microbios que comparten ADN, hace unos dos mil millones de años, hasta los fenómenos modernos de Tinder y sexbots, el autor nos proporciona una visión lúcida de uno de los impulsos que mueven de forma más incontestable a nuestra especie. Para ello Baker rastrea el sexo en nuestro árbol genealógico, desde los dinosaurios hasta los primates y los primeros humanos, y nos muestra cómo el sexo ha ido cambiando a lo largo de las eras cazadora-recolectora, agraria y moderna, hasta llegar a un periodo de la historia en el que la naturaleza actual de nuestra vida sexual no tiene precedentes históricos ni evolutivos.
En este ensayo que es también una novela extraordinaria, el historiador revolucionario Jules Michelet (1798-1874) desentierra de los archivos la historia de la persecución más letal que se haya llevado a cabo en Occidente contra las mujeres: la caza de brujas que entre los siglos XV y XVII condenó a decenas de miles de mujeres a la hoguera y que trató de erradicar una sabiduría pacientemente cultivada por ellas a lo largo de la Edad Media.