El viento común es uno de los versos que el poeta William Wordsworth dedicó al héroe de la Revolución haitiana Toussaint Louverture. Este libro describe las corrientes de ese "viento común" que batió contra las colonias esclavistas de los imperios europeos en el Caribe: desde los cimarrones de Jamaica, Cuba y la Tierra Firme española, hasta las revueltas de esclavos del siglo XVIII que tuvieron su culminación en la Revolución negra del Santo Domingo francés. En un poderoso ejercicio de "historia desde abajo", Scott examina la circulación de ideas entre esclavos, negros y marineros, recupera los rumores de emancipación que agitaron los puertos y llegaron a las plantaciones, observa la velocidad con la que las noticias se proyectaban de un punto a otro y consigue reconstruir las formas de organización que finalmente estallaron en revuelta o motín. El hilo que reúne todos estos elementos es la resistencia: la búsqueda de una mayor libertad por parte de unas poblaciones que en cuanto podían se declaraban libres de todo amo. Para ello, Scott ha realizado un minucioso trabajo en los archivos franceses, ingleses y españoles. Gracias a su novedosa perspectiva y a la precisión de sus aportaciones, El viento común se ha convertido en una de las obras más originales del emergente campo de estudios del Atlántico negro.
En este ensayo que es también una novela extraordinaria, el historiador revolucionario Jules Michelet (1798-1874) desentierra de los archivos la historia de la persecución más letal que se haya llevado a cabo en Occidente contra las mujeres: la caza de brujas que entre los siglos XV y XVII condenó a decenas de miles de mujeres a la hoguera y que trató de erradicar una sabiduría pacientemente cultivada por ellas a lo largo de la Edad Media.
En el 80 aniversario de la liberación de Auschwitz, un testimonio memorable, un relato profundamente conmovedor.
Premio Babelio de No Ficción
En mayo de 2006, dentro del marco del proyecto "Memorias de la Shoah", Simone Veil decide contar su vida frente a una cámara: el sol de Niza, la existencia despreocupada en el seno de una familia unida, republicana y laica, la guerra, la Ocupación… y, el 13 de abril de 1944, el convoy 71 que la llevará junto a su madre y su hermana a Auschwitz-Birkenau.
Con gran vivacidad, mucho detalle y grandes dosis de ironía, Veil relata sus dieciocho meses en los campos de exterminio: el frío, el hambre, las vejaciones, las amistades, la relación entre los hombres y las mujeres, la "marcha de la muerte" a Bergen-Belsen y el retorno con sus renovadas dosis de humillación.
Los Juegos Olímpicos de 1936 fueron concebidos como herramienta de propaganda del nazismo. En estas circunstancias se enfrentaron en la prueba de salto de longitud Luz Long, uno de los atletas más destacados de Alemania, y el estadounidense Jesse Owens. Pero sucedió lo imprevisible: el americano falló sus dos primeros saltos. El alemán se acercó y le hizo algunos comentarios. Y Owens consiguió el récord olímpico. Al final de la carrera, los dos emocionados se abrazaron y dieron la vuelta al estadio, en medio de los rugidos de la multitud. Este libro es la crónica, en paralelo, de dos existencias muy diferentes y al mismo tiempo la historia de un encuentro y una amistad capaz de romper las barreras del odio."Se podrían fundir todas las medallas y copas que gané, y no valdrían nada frente a la amistad de 24 quilates que hice con Luz Long en aquel momento". Jesse Owens
La epidemia de suicidios que barrió Alemania al caer el nazismo.
En 1945, el Tercer Reich cayó y Adolf Hitler se suicidó en su búnker de Berlín. Pero no fue el único que decidió acabar con su vida. Con la caída del régimen nazi, miles de alemanes de a pie se ahorcaron, pegaron un tiro, envenenaron o ahogaron, siguiendo al Führer a la muerte. Muchas de estas muertes fueron provocadas por el terror ante el avance de las tropas soviéticas o por los sentimientos de culpa, pero, como sucede a menudo, la explicación no es tan sencilla.
Florian Huber explora con maestría el porqué de este terrible fenómeno. Alemania no ha sido el único país en perder una guerra, pero en ningún otro lugar
se respondió de manera tan cataclísmica. Otros países, como Japón, tenían una cultura del suicidio por honor, pero no así Alemania. ¿Qué llevó, pues, a familias enteras a acabar con sus vidas, incluso a matar a los niños y bebés?
¿Causó el Tratado de Versalles la Segunda Guerra Mundial? El pacto que terminó con la Gran Guerra entre el imperio alemán y los aliados siempre ha sido considerado como una de las causas claves de la Segunda Guerra Mundial. Las condiciones impuestas a Alemania para reparar los daños y los costes económicos causados paralizaron la economía del país, desestabilizaron su vida política y allanaron el camino a Hitler. En este libro, Jürgen Tampke cuestiona esta opinión común, sugiriendo que Alemania se escabulló de sus responsabilidades, que el tratado estaba lejos de ser tan dañino como la gente piensa y que la hiperinflación alemana de la década de 1920 fue una política puesta en marcha de forma deliberada para minimizar el coste de la deuda. Este texto controvertido y riguroso revisa una de las grandes cuestiones del siglo XX.