Dario Džamonja (1955-2001) creció en las calles de la Sarajevo de los años setenta y frecuentó desde muy joven a buscavidas y bohemios de diverso pelaje. Influenciado por el realismo sucio norteamericano, escribió como nadie sobre la cara oculta de su ciudad. Sus cuentos breves, de corte autobiográfico, le granjearon una gran popularidad entre sus conciudadanos. La Guerra de los Balcanes, sin embargo, truncó su carrera literaria y lo obligó a emigrar a los Estados Unidos. Allí, lejos de su amada Sarajevo, sobrevivió como buenamente pudo y narró con crudeza y humor negro la alienación que sentía. La colección de relatos Cartas desde el manicomio (2001), primera traducción a una lengua extranjera de un libro de Džamonja, es una crónica semificcional del periplo del autor entre Sarajevo y los Estados Unidos, que abarca desde el inicio de la guerra hasta su regreso en 1998.
Un recorrido por los episodios de corrupción más bochornosos de nuestro país de la mano del maestro de la divulgación histórica.
En La avaricia en la historia de España, Juan Eslava Galán repasa los episodios de codicia más bochornosos de nuestra historia, empezando por una estafa piramidal que se remonta al siglo XIX, la de la prestamista Baldomera Larra, y acabando con las caras más avaras (o presuntamente avaras) de la historia reciente de nuestro país.
Con la ironía, el humor y la sinceridad que lo caracterizan, Juan Eslava Galán relata anécdotas y datos curiosos alrededor del pecado de la avaricia como el rédito económico que se sacó de los esclavos africanos fletados a Cuba cual mercancías, el surgimiento de la palabra «enchufismo» durante la Segunda República, el precio que costaron las decisiones políticas del Generalísimo y los sucesos de una gran variedad de nombres que han llenado portadas de periódicos, como el Dioni, Mario Conde, Luis Bárcenas, Roldán, Millet o Pujol. Porque si algo tienen en común todos ellos es que han conseguido hacerse suyo el refrán que se repite a lo largo del libro: «A mí que me pongan donde haya».
Andrea Marcolongo pasó una noche de luna menguante en el Museo de la Acrópolis, un espacio en el que llama más la atención lo que falta que lo que se exhibe, y esa pequeña aventura le dio pie a escribir este ensayo en el que la reivindicación adquiere un carácter político, y abre un debate sobre el expolio y la apropiación cultural.
Como punto de partida, narra la increíble historia del secuestro de los mármoles del Partenón por el embajador británico lord Elgin, compuesta de toda una serie de incidentes rocambolescos que arrancó en diciembre de 1801 y se prolongó durante meses. En el trasfondo, un frágil y cambiante equilibrio de poder entre la Francia de Napoleón, el Imperio otomano e Inglaterra que contribuyó al desastre: debido a una sucesión de increíbles negligencias, los mármoles sufrieron daños y muchos de ellos se perdieron.
Marcolongo aborda con valentía y sensatez el debate sobre la restitución del patrimonio arqueológico, y se lanza con pasión a una elegante y profunda reflexión sobre el legado griego y sobre lo que a diario tomamos prestado del mundo clásico, más allá de las esculturas de piedra. Con gran sutileza, entrevera esta exposición de emocionantes conexiones con su propia experiencia y su historia familiar. La vida del controvertido lord Elgin es tan imprevisible y trágica como una novela de aventuras y se verá devastada por las consecuencias de aquella histórica sustracción, que para los atenienses resultó tan osada e impensable como intentar desplazar la luna de su órbita.
Tragedias imposibles, como que te caigan siete rayos. Vergüenzas monumentales, como aparecer ante el mundo con un filtro de gatito que no puedes quitar. Metidas de pata épicas, como hacer que la empresa donde trabajas pierda más de 200 millones de dólares. Errores que se convierten en inventos, como la plastilina, el microondas o la penicilina. Desgracias, como la del productor que rechazó a Los Beatles. Lo que todas estas historias tienen en común es que son reales y confirman que, cuando algo sale mal… siempre puede empeorar.
¿Qué fue de los líderes nazis que acompañaron a Hitler?
Rommel, Goebbels, Göring, Himmler, Hess… Los líderes nazis que prefirieron seguir el final de Hitler
El suicidio como «solución final» para la élite nazi del Tercer Reich es un fenómeno poco estudiado que Philippe Valode analiza en este libro a partir de seis casos ejemplares: los de Rommel, Hitler, Goebbels, Himmler, Hess y Göring.
Son casos paradigmáticos que arrojan luz sobre otros muchos, los de miles de administradores territoriales, funcionarios, profesionales de todo tipo o industriales comprometidos, oficiales o trabajadores de los campos de concentración que, al término de la guerra, también prefirieron morir.
Uno de los experimentos científicos que marcó el siglo XIX y que contribuyó a la cartografía del globo.
En pleno siglo XIX, el explorador Georg Neumayer tuvo una intuición: los mensajes en las botellas podían ser un instrumento de correspondencia y medición oceanográfica. Así que hizo un experimento y descubrió nuevas conexiones globales. Coleccionó mensajes lanzados por capitanes, funcionarios portuarios y pasajeros; hallados por caminantes y pescadores.
De la mano de Wolfgang Struck descubrimos que se esconde bajo esta forma de recabar datos y esta extraordinaria colección: la necesidad de las civilizaciones de comunicarse y las ansias de conquista de tierras ignotas.