Hace sesenta años el mundo se horrorizó con el descubrimiento de la realidad de Auschwitz, el escenario de la mayor matanza de la historia humana: un millón cien mil seres humanos asesinados, incluidos más de doscientos mil niños. Pero, más allá de las imágenes y de los testimonios de las víctimas, la realidad de lo que Auschwitz fue y significó ha seguido escapando a nuestra percepción.
Laurence Rees, que lleva quince años investigando el nazismo, no sólo ha utilizado la documentación aparecida en estos últimos años, sino que se ha valido de más de un centenar de entrevistas a supervivientes del campo y a sus verdugos nazis, que por primera vez hablan de sus experiencias, ahora que no arriesgan nada por dejar testimonio de lo que han vivido. Éste es el primer relato completo de la historia de Auschwitz, que se convirtió en un inmenso taller que trabajaba para la guerra, a la vez que en una fábrica de muerte, donde se acabó arrojando a los niños vivos a las hogueras, al no dar abasto las cámaras de gas. Un lugar singular, con funcionarios corruptos, con médicos sanguinarios como Mengele y hasta con un burdel para estimular a los prisioneros “muy trabajadores”. Pero tal vez lo más terrible resulte saber que cerca del ochenta y cinco por 100 de los miembros de la SS que trabajaron en el campo y sobrevivieron a la guerra han quedado impunes, que ni se arrepienten ni creen necesario excusarse con la obediencia a las órdenes recibidas y que ello no parece escandalizar hoy a sus conciudadanos. Este libro pretende despertar nuestras conciencias para que entre todos impidamos que vuelva a haber otro Auschwitz.
Publicado por primera vez en 1970 en EE. UU., traducido en todo el mundo y con más de seis millones de ejemplares vendidos, Enterrad mi corazón en Wounded Knee comienza con la Larga Marcha de los navajos en 1860 y se cierra en 1980, con la masacre de los sioux en Wounded Knee. A partir de relatos autobiográficos, testimonios grabados y documentación de la época, Dee Brown ofrece un detallado relato de la destrucción sistemática de los indios americanos por «el hombre blanco», y por primera vez, narra estos acontecimientos desde el punto de vista de los nativos.
Estados Unidos es el tercer país más poblado del mundo y la economía nacional más grande del planeta en términos de Producto Interior Bruto. En apenas doscientos años, su historia ha experimentado una evolución de vértigo: comenzó como un reducto de pequeñas colonias británicas para convertirse en la potencia hegemónica actual. Un desarrollo inicial marcado por batallas contra el invasor inglés, cruentas guerras civiles, confrontaciones raciales y ansias de expansión territorial.
• Quiénes fueron los fundadores reales de la primera ciudad de USA
• Qué razón motivó la Guerra de Independencia contra los ingleses
• Cuáles fueron los detonantes de una intervención estadounidense en Panamá
• Cuántos presidentes se ampararon en médiums y videntes para tomar decisiones trascendentales...
Historia oculta de Estados Unidos focaliza su atención en los primeros años de consolidación del país americano, en el nacimiento de una nación que estableció las bases para llegar a ser la potencia mundial, militar y económica que domina el mundo en la actualidad, sin perder de vista el pasado más reciente, donde deambulan curiosidades, anécdotas y personajes como John Fitzgerald Kennedy, Al Capone o John Lennon. Una historia paralela, la de un país no solo “grande” en superficie, sino en todo lo que hace: sus guerras, sus éxitos, sus antológicas meteduras de pata, su irrefrenable deseo de establecer tendencias, su decidida capacidad para ir contra el statu quo en nombre de la libertad individual, su espíritu emprendedor y su capacidad para la invención y la innovación.
En 1839 los rumores sobre unas extraordinarias ruinas de piedra enterradas en las selvas de Centroamérica llegaron a oídos de dos de los exploradores más intrépidos del mundo.
Cautivados por las noticias, el diplomático norteamericano John Lloyd Stephens y el artista británico Frederick Catherwood —ambos ya conocidos por sus aventuras en Egipto, Tierra Santa, Grecia y Roma— zarparon del puerto de Nueva York en una expedición a las inhóspitas selvas de los territorios actuales de Honduras, Guatemala y México.
Lo que descubrieron cambiaría drásticamente el entendimiento de Occidente respecto a la historia humana.
Este es un libro acerca de la vida en la Rusia urbana en el apogeo del estalinismo. Trata de viviendas comunitarias atestadas, de esposas abandonadas y esposos que no pagaban los alimentos de sus hijos, de falta de comida y ropa, de colas interminables que consumían la jornada de las amas de casa. De lo que significaba ser un privilegiado en la sociedad estalinista, o uno de los tantos millones de marginados o parias. Trata de la vigilancia policial y las epidemias de terror. Atendiendo a las vicisitudes de una vida cotidiana atravesada por la excepcionalidad y los sobresaltos, pero también a los “relatos” que circulaban entre los ciudadanos para darle sentido a la dificultad extrema, Sheila Fitzpatrick ha escrito un libro fascinante sobre las estrategias de las personas comunes, entre la desesperación y el cálculo, entre la victimización, la pasividad y las convicciones genuinas.
Entre la caída del Muro de Berlín y el atentado de las Torres Gemelas hubo un periodo en la historia que quienes lo vivieron creen recordar bien, porque no parece quedar tan lejos, y creen recordar sin nostalgia, porque no parece que pasara gran cosa. Para esas personas —los boomers y los integrantes de la Generación X—, los noventa son poco más que la época en la que Bill Clinton tuvo una aventura con una becaria e internet empezó a cambiar nuestras vidas.
Pero del inicio de esa década han pasado más de treinta años, muchos de los fenómenos que la protagonizaron se han desdibujado en el recuerdo y apenas somos conscientes del giro copernicano que significó todo lo ocurrido en esos años. Tampoco de la evolución cultural que supone haber pasado de la apatía que reinaba en los noventa a una era como la actual, en la que las redes sociales han convertido a las personas en marcas.