La increíble historia del detective del arte que localizó uno de los grandes iconos nazis.
En 2014, el‘detective del arte’Arthur Brand es convocado por su viejo amigo y mentor Michel Van Rijn (un antiguo traficante de antigüedades reconvertido, supuestamente, en colaborador encubierto de Scotland Yard), para pedirle que se encargue de un caso: la puesta a la venta de dos caballos de bronce, de tres metros de altura, que habían estado frente a la Cancillería del Reich. La hipótesis de partida es que se trata de una falsificación que algún personaje relacionado con los círculos neonazis intenta vender para financiar sus actividades clandestinas y subversivas. Pero Arthur Brand pronto descubre que pueden estar tras la pista de las verdaderas estatuas que, lejos de haber sido destruidas como siempre se había creído, estarían ocultas en algún lugar.
En agosto de 1914, la historia de la humanidad cambió su curso. Después de un largo período de engañosa calma, ese mes de verano tronaron los cañones en Europa y empezó la Gran Guerra. Con el estallido del conflicto, ya no hubo vuelta atrás: se abrió un abismo entre un mundo que moría y otro que marcaría el devenir del convulso siglo XX.
Gracias a una increíble labor de investigación y una asombrosa capacidad narrativa, Barbara W. Tuchman alumbró el mejor libro sobre la Primera Guerra Mundial —y uno de los Pulitzer de no ficción más renombrados—, indispensable para entender el mundo que se abrió hace 100 años con el final del conflicto.
Los cañones del atardecer es una impresionante epopeya sobre el fin de la segunda guerra mundial en Europa, desde Normandía hasta la rendición en Berlín, con la que Rick Atkinson completa su monumental Trilogía de la Liberación, que se inició en 2002 con Un ejército al amanecer, galardonado con el Premio Pulitzer, y siguió en 2007 con El día de la batalla.
Atkinson, nacido en una familia de militares y distinguido en 2010 con el premio Pritzker, el más prestigioso de los que se conceden a la literatura sobre temas militares, ha dedicado años a investigar en los más diversos archivos, con un interés especial por la documentación personal de los dirigentes militares, lo que le permite contarnos una historia distinta a la habitual de los “libros de guerra”, donde no sólo se nos muestran aspectos ignorados hasta ahora de algunos acontecimientos que pudieron haber mudado el curso de la historia, sino que se presta una especial atención a la vertiente humana de la guerra: a esa combinación de nobleza, maldad y sufrimiento que marcó las vidas de millones de seres humanos y pervivirá para siempre en la historia.
El vibrante relato de las guerras que marcaron el destino de Occidente.
«Emprended el camino para obtener la remisión de vuestros pecados, seguros en la indestructible gloria del Sagrado Reino». Estas fueron las célebres palabras que dieron inicio a uno de los acontecimientos más importantes de la historia de Europa. Era el 1095: Jerusalén llevaba cientos de años en manos musulmanas y los cristianos de Oriente eran vilipendiados por los seguidores de Mahoma. Tras siglos de dominación islámica, la prédica de Urbano II marcó el comienzo de las guerras religiosas por los Santos Lugares: las cruzadas.
El fervor desatado en Clermont y la promesa de la salvación llevó a miles de príncipes y monarcas de Occidente, pero también a piadosos cristianos corrientes e incluso a familias enteras a tomar la cruz y participar en las sangrientas luchas contra los enemigos de Cristo que se prolongarían durante dos siglos y abarcarían tres continentes. En Los cruzados, Dan Jones, uno de los historiadores que mejor conoce el periodo, nos ofrece el apasionante relato de las guerras medievales cuyos efectos se dejan sentir todavía hoy. Por estas páginas desfilan hombres y mujeres, cristianos de Oriente y de Occidente, sunníes, chiítas, árabes, judíos, bereberes, mongoles e incluso vikingos que, de un modo u otro, fueron protagonistas de estos conflictos.
Un recorrido por la memoria familiar siguiendo las huellas geográficas, mentales y sociales de todo un siglo en nuestro país.
Tal vez el más difícil de los sujetos de estudio sea nuestra propia familia. Esta historia nace del relato fragmentado e interrumpido de los abuelos, pero también de la vivencia del conflicto como historiador del autor, Gutmaro Gómez, que es a la vez el hijo que vive el deterioro y la precariedad en la que viven sus mayores y el padre que ve como sus hijos mantienen y reproducen muchas de las claves heredadas del pasado a pesar de la distancia generacional y tecnológica.
Los descendientes nos ofrece una visión de conjunto de todo un siglo a través de los archivos, las imágenes, los recuerdos y las experiencias familiares, y trata de explicar, en definitiva, por qué la historia se ha convertido en un arma de polarización y de división política en nuestros días. El lector tiene en sus manos un tratado de recuerdos, de fronteras, de llamadas perdidas. Un mapa de las huellas geográficas, mentales y sociales de un tiempo, un país, un continente. Una historia de los afectos, de los miedos y los fracasos que se transmiten en el hogar. Una guía, un antídoto para el dolor de adentrarnos en los silencios, en las pistas falsas y mentiras que nos legaron nuestros seres queridos.
"Uno reveló ser un matricida. Otro se dedicó a luchar como gladiador. Dos ejercieron de filósofos. E incluso hay uno al que la Iglesia Ortodoxa tiene por santo y rinde veneración". DAVID POTTER (del Prólogo)"Un libro que nos enseña que aquellas historias de romanos, tan reales como a menudo inverosímiles, siguen siendo el mejor de los combustibles narrativos". EL MUNDO"Contar la historia de Roma no es fácil. Pero Potter lo hace de una manera amena y rigurosa". LUIS ALBERTO DE CUENCA