Confundidas, indecisas, promiscuas es una exploración audaz y profunda de la bisexualidad en un mundo que insiste en encasillar el deseo y la identidad dentro de etiquetas rígidas. Con gran destreza narrativa, Daniel Valero confronta el monosexismo y las barreras que dificultan la visibilidad de las personas bisexuales y defiende esta orientación como una identidad fluida, válida y transformadora.
Valero combina sus experiencias personales con un análisis social para desvelar cómo la bisexualidad ha sido sistemáticamente invisibilizada y malinterpretada. En este poderoso testimonio de resistencia y autoafirmación que nos descubre la bisexualidad como una identidad política con el potencial de romper las normas impuestas por el sistema sexo-género, ahondaremos en temas como el borrado bisexual, la bifobia interiorizada y la lucha por la visibilidad.
En un contexto en el que la conversación sobre diversidad sexual es más relevante que nunca, Confundidas, indecisas, promiscuas se presenta como una obra imprescindible para quienes buscan entender mejor la bisexualidad y para quienes desean desafiar los estereotipos que persisten.
La Biblia tiene una riqueza inagotable, y no solo como obra literaria. Es el libro de cabecera de los cristianos, porque es la Palabra de Dios, dirigida a los hombres de todo lugar y de todo tiempo. Conocerla es conocer a Dios. Conocerla mejor es conocer mejor a Dios. Vivir sus enseñanzas es acercarnos al Cielo aquí en la tierra. Para presentarla en este libro, el autor acude a cinco palabras clave: revelación, historia, literatura, salvación e Iglesia.
Esta obra nos ayuda a desarrollar el conocimiento espiritual. El conocido escritor chino destaca la diferencia entre conocimiento mental y conocimiento espiritual. Expone en forma amena el verdadero conocimiento de Dios y de nosotros mismos, así como la relación de tal conocimiento con la renovación de la mente. Las verdades expuestas en los mensajes de este libro tienen vigencia en nuestra época. Necesitamos apropiarnos de esas verdades eternas para que nuestro conocimiento espiritual se desarrolle y lleguemos a alcanzar «la medida de la plenitud de Cristo».