El 23 de noviembre de 1221 nace en Toledo el rey Alfonso X,
llamado el Sabio, y a los pocos meses será nombrado heredero en la nueva catedral de estilo gótico de Burgos.
Cuando en 1252, tras la muerte de su padre Fernando III, Alfonso X se convierta en rey de Castilla y León, la situación del reino será muy distinta a la de cuando nació. El monarca vivirá una expansión sin precedentes de las fronteras de los reinos hispanos hacia el sur, que incluso alcanzará el otro lado del Estrecho.
Es aquí, en esta tierra fronteriza constantemente
rebasada por el empuje cristiano, donde se constituirá
una organización del Estado cuya acción tendrá como
resultado la nación española, que aglutinará frente al
islam a una población muy variada procedente de todas
partes de la Península. Gallegos, vascos, castellanos,
aragoneses o catalanes, entre otros, se fundirán por la
doble vía del reparto territorial y del enlace genealógico
(del patrimonio y del matrimonio), y todos ellos adquirirán
la condición de españoles. A partir del siglo XIII España
se transformará en una nación clave de la historia cuya
influencia alcanzará escala global.
¿Qué casa se está quemando? ¿El país donde vives, Europa o el mundo entero? Tal vez las casas, las ciudades, ya se han quemado, sin que sepamos desde hace cuánto tiempo, en una única, inmensa hoguera, que hemos fingido no ver. De algunas sólo quedan trozos de muros, una pared con frescos, restos del techo, nombres, muchísimos nombres, ya engullidos por el fuego. Con todo, los cubrimos tan cuidadosamente con enlucido blanco y palabras mendaces que parecen intactos.
Durante la última década, Joaquín Luna se ha convertido en un personaje de ficción, la voz desacomplejada de la experiencia, periodista de La Vanguardia, dandi de la noche barcelonesa y experto polemista en política y divorcios. Lo ha hecho a través de textos capaces de adentrarse en la contemporaneidad y sus absurdidades sin perder nunca el sentido del humor.
En este libro brilla su estilo para capturar el patetismo de nuestros días, un lugar en el que el pasado y el presente colisionan siete veces en lo que dura un agua con gas. Divertidas, osadas, incómodas, estas páginas son un ejemplo de literatura costumbrista, escritas por un maestro en aquello de meterse en un berenjenal sin arrugarse la camisa.