El 12 de febrero de 1781 una expedición española conquistaba el remoto fuerte inglés de San José, cerca del lago Míchigan. España extendía así su dominio a ambas orillas del Misisipi y marcaba una nueva frontera en el corazón de Norteamérica. Era el apogeo de su vasto imperio.
La conquista española olvidada rescata no sólo la épica toma de aquel estratégico puesto, tras una odisea de setecientos kilómetros sobre el hielo y la nieve en lo más crudo del invierno, sino también la desconocida historia de la Luisiana española, un inmenso territorio que se extendía desde el golfo de México hasta el borde con Canadá, y la entrada de España en una guerra a gran escala contra Londres que propició la independencia de las colonias británicas y el nacimiento de los Estados Unidos de América.
Tras rastrear archivos a ambos lados del Atlántico, el autor ha accedido al acta del siglo XVIII por el que los españoles tomaron posesión del fuerte San José y la amplia región al sur de los Grandes Lagos, de Illinois a Míchigan. Nunca hasta ahora se había reproducido el original, que dormía el sueño de los justos en una biblioteca de California. Lejos de ser una mera anécdota, aquella incursión impactó de lleno en la negociación de las fronteras entre España y los Estados Unidos, como demuestran las cartas desde París del propio Benjamin Franklin, una disputa que se alargó durante años.
Vivimos inmersos en el fetichismo de «lo auténtico». Queremos consumir cosas genuinas y aspiramos a ser originales. La consagración de la autenticidad se desparrama por lo que comemos (lo bio), los lugares que visitamos (con historia, con tradición), las prendas que vestimos (la moda de lo vintage) e incluso la vida interior que desearíamos alcanzar... El siempre sagaz Lipovetsky rastrea el origen de esta obsesión en el siglo XVIII y en la sacralización que hace Rousseau de la sinceridad como valor moral supremo, y a partir de ahí recorre el camino que nos lleva al presente.
¿Pero esta pasión por lo auténtico es inocua? ¿Todo lo auténtico es necesariamente bueno por el mero hecho de serlo? ¿Y, por defecto, es nocivo todo lo artificioso? A través de su lápiz siempre afilado, Gilles Lipovetsky nos presenta, aquí, otro de sus incisivos análisis sociológicos de la hipermodernidad.
McKinsey es la consultora más prestigiosa e influyente del mundo. Gana miles de millones asesorando a empresas y gobiernos que recurren a sus servicios para maximizar sus beneficios y mejorar la eficiencia. Su filosofía empresarial consiste en hacer que el mundo sea un lugar mejor y su prestigio atrae a los talentos más prometedores de las universidades de élite. Sin embargo, poco se sabe de ella, pues el secretismo es uno de los principales valores de la institución.
Este libro, fruto del largo trabajo de investigación de dos galardonados periodistas del New York Times, desvela cuál ha sido la implicación de la empresa en algunos de los escándalos más importantes acaecidos en los últimos años. Con un acceso sin precedentes a archivos y testimonios clave, los autores exponen la implicación de la consultora en casos como la crisis de opiáceos en Estados Unidos, las políticas migratorias de Donald Trump, la promoción de la industria del tabaco y de los combustibles fósiles, así como su relación con tiranías y gobiernos corruptos de toda índole, entre muchos otros.
La consultora no solo pone al descubierto los numerosos conflictos de interés, la codicia desmesurada y la cuestionable ética con la que actúa McKinsey, sino que el caso sirve como reflejo de un capitalismo disfuncional en el que la economía productiva ha sido sustituida por la especulativa.