Muy poca gente en España podría haber escrito este libro, que en realidad son cuatro libros. Cuarenta años de Historia a través de los gobiernos socialistas, analizados con el rigor y la neutralidad de quien ha contemplado desde la primera fila, y luego analizado, las grandes decisiones que tomaban los presidentes del Gobierno, la Jefatura del Estado, las instituciones…
La foto del Palace recorre implacablemente, contando anécdotas y hechos desconocidos hasta ahora, el «felipismo», el «zapaterismo» y el «sanchismo» (que el autor no considera términos peyorativos), e incorpora muchas vivencias personales que enriquecen el relato histórico, advirtiendo de que el periodista nunca debe ser protagonista, pero jamás debe renunciar a ser testigo. Y siempre debe ser crítico.
A Gilles de Rais, barón, terrateniente y mariscal de Francia, pocas figuras le hacían sombra en cuanto a poder feudal, prestigio y posesiones. Heredero de un gran patrimonio, se cuenta que su fortuna superaba a la del mismísimo rey. Alcanzó la gloria militar en el contexto de la Guerra de los Cien Años como compañero de armas, protector y admirador de Juana de Arco, santa y heroína de Francia. Pero en lo que verdaderamente no tuvo rival en su época fue como criminal demente y aterrador, violador y homicida. A él se le considera el primer asesino múltiple de la historia. Su momento mayor excitación sexual se producía cuando veía a los niños morir, ya fuesen estrangulados hasta la asfixia o degollados y chorreando sangre.
La falta de límites propia de la nobleza feudal explica en parte por qué Gilles de Rais se convirtió en el monstruo desalmado que fue. Pero tan interesante como analizar su contexto histórico, lo es profundizar en las casuísticas personales que forjaron su comportamiento destructivo y delirante.
La impresionante historia real de la estadounidense que se convirtió en espía y combatió a Hitler desde el corazón de la resistencia alemana.
Nacida y criada en Estados Unidos, Mildred Harnack estudiaba un doctorado en Alemania cuando asistió al meteórico ascenso del Partido Nazi. En 1932, junto a su marido Arvid Harnack, impulsó la creación de un grupo clandestino que en 1940 se había convertido en el mayor grupo de resistencia antinazi de Berlín. Mildred reclutaba a nuevos miembros, ayudaba a escapar a judíos, planeaba actos de sabotaje y, tras el estallido de la segunda guerra mundial, espió para los aliados hasta que fue descubierta; fue condenada a seis años de internamiento en un campo de concentración, pero finalmente Hitler ordenó que fuera ejecutada.