La tragedia define los límites de la naturaleza humana y de los acontecimientos mundiales.
Tras una larga experiencia como periodista internacional, corresponsal de guerra e influyente asesor de altos organismos estadounidenses, Robert D. Kaplan está convencido de que se precisa algo más que conocimientos geopolíticos para comprender cómo actúan los individuos y cómo deciden los gobernantes. Para él, las claves para entender el espíritu humano y los entresijos de la política internacional nos las da la tragedia. En su máxima expresión, Shakespeare y los trágicos griegos nos muestran, entre otras muchas cosas, las consecuencias imprevisibles que acarrean las decisiones difíciles, el enfrentamiento entre orden y caos, la convivencia con el miedo y la lucha constante que determina el destino de las personas.
Obra breve pero extraordinariamente rica en ideas y propuestas, La mentalidad trágica es una profunda reflexión sobre la tragedia política hecha desde la experiencia vivida en primera persona a la que se añade el conocimiento de los clásicos.
En unos tiempos como los actuales, de enorme polarización política, resulta inevitable hacernos una pregunta: ¿por qué no podemos llevarnos bien? Seamos de derechas o de izquierdas, demasiadas veces tenemos la sensación de que nuestro adversario, además de oponerse a nosotros, no entiende en absoluto nuestras posturas y ni siquiera lo intenta. Eso hace que las divisiones sociales se estén consolidando, el debate público se convierta en un griterío y que en su mayoría los ciudadanos crean que sólo ellos están en lo cierto. Muchas personas, guiadas por razones morales que en realidad no son fruto de la razón, sino de un tribalismo parcialmente innato, son incapaces de entender que tanto los progresistas como los conservadores o los liberales, los creyentes y los ateos, tienen parte de razón; el conicto moral les impide verlo. Recurriendo a las investigaciones más recientes en campos como la neurociencia, la genética, la psicología social o los procesos evolutivos, La mente de los justos explica por qué los ciudadanos de las sociedades modernas viven divididos por distintas visiones morales de la realidad que, en última instancia, se traducen en tribus políticas aparentemente insalvables. Y es, también, una receta racional y moderada para intentar superar ese enfrentamiento y aprender a cooperar.
Desde los antiguos himnos védicos hasta el sivaísmo de Cachemira, el pensamiento indio ha abierto numerosos caminos en la búsqueda de una mente diáfana, que facilite el libre tránsito de la conciencia. En el corazón de esta exploración nació una cultura mental tejida de hábitos como la meditación o el yoga, que permiten el acercamiento a las distintas dimensiones de un universo concebido como un organismo cuyo desarrollo corre en paralelo a la evolución espiritual de los seres que lo habitan. A través de su análisis, Juan Arnau nos ofrece las respuestas que las distintas escuelas filosóficas indias han dado sobre la esencia del ser y el camino hacia la liberación espiritual.