Las doctoras británicas Flora Murray y Louisa Garrett Anderson lo dejaron todo cuando estalló la primera guerra mundial, incluyendo su lucha activa por el derecho al voto de la mujer, para trasladarse a Francia donde crearon dos pequeños hospitales militares. A pesar de que en su país las mujeres no podían atender a hombres, sus capacidades médicas y organizativas resultaron ser tan impresionantes que, en 1915, el Ministerio de la Guerra les pidió que regresaran a Londres y pusieran en marcha un nuevo hospital militar en un enorme y antiguo hospicio abandonado en la calle Endell de Covent Garden.
Consiguieron lo imposible. Crearon y dirigieron un hospital de 573 camas cuyo personal estaba formado exclusivamente por mujeres: médicas, cirujanas y enfermeras. Durante los siguientes cuatro años, recibieron a 26.000 heridos y desarrollaron técnicas completamente nuevas con las que lidiar con las horribles heridas de los morteros y el gas que sufrían los soldados. Y cuando la guerra estaba acabando y apareció la epidemia de la gripe española, el hospital cerró sus puertas y Flora, Louisa y todas las mujeres de su equipo fueron de nuevo marginadas a la hora de ejercer su profesión: se les volvió a decir que aquel no era lugar para mujeres.
En esta valiosa y reveladora antología, la crítica cultural y exitosa autora Roxane Gay recoge piezas originales y publicadas anteriormente que abordan lo que significa vivir en un mundo donde las mujeres deben medir el acoso, la violencia y la agresión que enfrentan. Abarcando una amplia gama de temas y experiencias, desde una exploración de la epidemia de violación integrada en la crisis de refugiados hasta relatos en primera persona de abuso sexual infantil, esta colección es a menudo profundamente personal y siempre es decididamente honesta. Al igual que Los hombres me explican las cosas de Rebecca Solnit, , No es para tanto resonará en cada lector, diciendo "algo en totalidad que no podemos decir solos
A Andrés le dieron una paliza a la salida de una discoteca. Salima tuvo que huir de su casa cuando le dijo a sus padres que pensaba en aquella chica como algo más que su amiga. A Sonia los abusos le llegaron desde sus propios compañeros de trabajo. Simon abandonó su país porque besar a su pareja allí era algo impensable. No comparten barrio, ni ciudad, ni orígenes ni empleos. Solo el dolor de saber que hay violencias que llegan a todos los rincones.
De cada uno de esos lugares parte esta gran investigación sobre crecer y vivir siendo queer en la España actual. Desde el colegio a la oficina, del hospital a los juzgados y de la calle a la intimidad del hogar, los protagonistas de este libro ven cómo estos espacios siguen condicionados por un mundo que juzga sus posiciones sobre género, amor y sexualidad.