La cultura del pueblo en la antigua Roma.
Las historias de Roma suelen hablarnos tan solo de las élites dirigentes y de su cultura. Este libro, por el contrario, se refiere al pueblo romano: a la masa de 50 a 60 millones de artesanos, trabajadores, campesinos, mendigos o esclavos que formaban el 99 por ciento de la sociedad y que compartían una cultura integrada por sus estrategias de vida y por sus formas de entretenimiento, en ocasiones netamente subversivas. Jerry Toner nos introduce en este “mundo al revés” y nos guía por terrenos fascinantes, y hasta ahora mal estudiados, como el de la salud mental en unos tiempos llenos de tensiones o el de la historia sensorial, en un intento de reconstruir un mundo de sentidos, olores y sensaciones que separaba al pueblo de la élite, y que es también muy distinto al nuestro.
El comienzo de la filosofía lo constituye la indagación de los primeros pensadores griegos acerca de la razón primordial de todo, a la que denominan «Dios» o lo «Divino». La metafísica clásica considera a Dios como lo Primero y lo más Excelso, desarrollando la concepción de lo Uno Primordial, tal como aparece en el pensamiento de la Antigüedad tardía.
El pensamiento cristiano, por su parte, está presidido, desde un principio y durante toda la Edad Media, por la idea de «Dios»; así, fundamenta esta idea filosóficamente y la sigue desarrollando. También los más insignes pensadores de la Edad Moderna profesan a su manera la creencia en la existencia de Dios, y hacen de ella el fundamento y el contenido principal de su filosofía.
En la actualidad existen no pocas personas en Occidente que viven y piensan como si Dios no existiera. Y sin embargo, en la mayor parte del mundo la fe religiosa conserva e incluso acrecienta su influencia. También hoy la filosofía puede sin duda esclarecer un gran número de cuestiones sobre la existencia y la presencia de Dios.
Al final de la Primera Guerra Mundial, el emperador de Alemania fue denostado como un perturbado y un tirano sediento de sangre que había conducido a Europa al desastre. Sin embargo, durante treinta años de reinado había sido ensalzado, y para millones de personas había encarnado la idea de una nación moderna, dinámica y poderosa.
El pormenorizado análisis de Christopher Clark descodifica a un líder y un hombre de su tiempo. Ni héroe ni villano, ambicioso en el ejercicio del poder, pero dubitativo y ambivalente, sin un programa político coherente, temeroso de la guerra y constreñido por otras fuerzas políticas, cuando no opacado por caudillos como Otto von Bismarck o Paul von Hindenburg.
Un estudio imprescindible sobre el poder del último emperador alemán.