Adolf Hitler fue uno de los seis hijos de su madre y uno de los ocho de su padre, fruto de dos de sus tres matrimonios. AloisHitler, de soltero Schicklgruber, era funcionario del servicio de aduanas austriaco, y la combinación de un uniforme imperialcon su tendencia al alcoholismo derivó en que el padre de Hitler fuera un maltratador que pegaba a sus hijos si no eran obedientes al instante.Alois tuvo dos hijos, Alois hijo y Angela, de su segunda esposa, y seis de la tercera, Klara, la madre de Hitler, de los cuales cuatro, todos varones, murieron al nacer o en la infancia. Por lo tanto, el joven Adolf se quedó con un medio hermano, Alois, y una media hermana, Angela, y una hermana completa, Paula, que murió en 1960. Cuando Hitler se suicidó en abril de 1945, todossus hermanos seguían vivos y algunos tenían hijos propios.¿Qué fue de ellos? La respuesta es que nadie estaba realmente seguro hasta que David Gardner publicó este libro tras rastrearpaciente y tenazmente a los parientes vivos de Hitler en Estados Unidos y haberse puesto en contacto con ellos.
«Este libro debería ser el próximo Figuras ocultas... Una historia que cualquier persona interesada en la época tiene que leer, una pieza clave del rompecabezas sobre el esfuerzo bélico de los aliados», Washington Post Corre el año 1916, el excéntrico magnate George Fabyan contrata a Elizebeth Smith, una joven maestra cuáquera y poetisa, para que encuentre los mensajes secretos que según su creencia contienen las obras del dramaturgo William Shakespeare. Elizebeth se traslada a su lujosa finca con la esperanza de pasar el día estudiando libros antiguos, pero los estrechos lazos de Fabyan con el Gobierno y las urgencias de la guerra transforman rápidamente su misión. Pronto aprenderá a aplicar sus conocimientos a una nueva y apasionante empresa: descifrar mensajes secretos sin conocer la clave. Junto a ella trabaja William Friedman, un científico judío que se acabará convirtiendo en su marido y compañero de codificación durante toda su vida. En La mujer que rompió los códigos, el escritor y periodista Jason Fagone relata la vida de esta extraordinaria heroína que desempeñó un papel fundamental en la historia, desde la Primera Guerra Mundial, la Ley Seca, hasta su lucha contra el fascismo. Una joven brillante que ayudó a atrapar a gánsteres y contrabandistas, desenmascaró una red de espionaje nazi en Sudamérica y libró una batalla clandestina contra el Reich de Hitler, descifrando varias versiones de la máquina Enigma utilizada por los agentes alemanes para ocultar sus comunicaciones. Un libro que rinde homenaje a una heroína anónima cuya historia es comparable a la de otras grandes tecnólogas, como Ada Lovelace y Grace Hopper, y cuyas contribuciones, hasta ahora ocultas, alteraron el curso del siglo XX.
Cuando tenía veinticinco años, Benjamin Moser se trasladó a vivir a Holanda por amor. Una nueva vida, un nuevo país, una nueva cultura. Empezó a visitar museos y descubrió la pintura del Siglo de Oro holandés: las obras de dos titanes del arte, Rembrandt y Vermeer, pero también las de Hals, Fabritius, Pieter de Hooch, Jan Steen, Metsu, Avercamp, Saenredam, Ruisdael, Paulus Potter, Rachel Ruysch…
El autor comenzó a explorar la vida y el legado pictórico de estos artistas del siglo XVII que pintaban retratos, interiores de casas e iglesias, paisajes, escenas bíblicas, bodegones… Y se puso a hacerse preguntas: ¿por qué creamos arte y por qué lo necesitamos? ¿Qué significa tener talento y cómo podemos desarrollar el que se nos haya concedido? ¿Un artista puede conformarse con ser un mero seguidor de otros o tiene que aspirar a ser original? ¿Cuál es el deber del artista para con los demás, la sociedad y él mismo? ¿Qué es la belleza y cómo se relaciona con el gusto? ¿Cómo puede ayudarnos el arte a perfilarnos una imagen de nosotros mismos y cómo puede ayudarnos a perfilarnos una imagen de los demás?