El presente volumen recoge la correspondencia de dos de los filósofos más importantes del siglo XX durante el periodo más convulso del mismo siglo.
Heidegger y Jaspers se conocieron a principios de 1920 en casa de Husserl, en Friburgo. A partir de ese momento, primero hasta 1936 y posteriormente desde 1949 hasta 1963, mantuvieron una correspondencia de la que se conservan un total de 155 cartas, que se recogen en este volumen.
Los primeros años de la correspondencia son una muestra de la común esperanza de ambos pensadores por encontrar en el otro un amigo y compañero de batalla en la formación de la Filosofía y la transformación de la universidad. Sin embargo, los acontecimientos políticos y las posiciones que cada uno toma ante ellos, irán ensanchando la distancia y el silencio entre ellos. El lector podrá trazar a través de estas cartas, la historia de un periodo que marcó un antes y un después tanto en el curso de la política como de la filosofía. A través de ellas , se evidencia que su amistad es también prueba del doloroso devenir de la Alemania de entreguerras y su posterior debacle.
En esta obra que fusiona magistralmente el arte y la ciencia, Fernando Giráldez, catedrático emérito y experto en neurociencias, nos guía a través de las grandes obras del Museo del Prado para revelarnos cómo ya los pintores clásicos, desde El Bosco hasta Sorolla, utilizaban técnicas pictóricas que, sin saberlo, avanzaron los descubrimientos científicos sobre la percepción visual.
El autor explora cómo estas técnicas, como el sfumato de Leonardo o la perspectiva aérea de Velázquez, reflejan los complejos mecanismos del cerebro humano, y no solo nos muestra cómo los artistas han sido neurocientíficos intuitivos, sino que también nos invita a reconsiderar la experiencia estética desde una perspectiva científica, revelando la estrecha relación que hay entre cómo vemos el mundo y cómo lo representamos.
El 9 de julio de 1860, la ciudad de Damasco fue testigo de uno de los episodios más violentos de su historia. Una turba enfurecida arrasó los barrios cristianos, dejando a su paso una estela de destrucción y muerte. Durante ocho días, la ciudad se sumió en la violencia, dejando un saldo de cinco mil cristianos muertos y miles de tiendas, iglesias, casas y monasterios saqueados y arrasados.
Eugene Rogan recrea el mundo perdido de Oriente Medio bajo el dominio otomano, sometido a la presión del cambio económico global y la expansión europea. Las reformas de mediados del siglo XIX aumentaron las tensiones en todo el imperio. En Damasco más que en ningún otro lugar, pues era una ciudad multifacética unida por el comercio de caravanas a Bagdad, el Mediterráneo y La Meca, donde el caos de idiomas, costumbres y creencias convivían en tolerancia. Hasta que las reformas comenzaron a beneficiar a la comunidad cristiana minoritaria a expensas de la mayoría musulmana.