Tras la catástrofe económica y humana del Gran Salto Adelante, un Mao envejecido diseñó un ambicioso plan para afianzar su liderazgo y su legado: la llamada Revolución Cultural, cuyo objetivo declarado era la purga definitiva de los burgueses infiltrados en el gobierno y la sociedad para minar el comunismo. No obstante, el plan servía al dictador para desembarazarse de veteranos miembros del Partido en la cúpula, a los que sometió a humillaciones públicas, encarcelamientos y torturas. El país no tardó en sumirse en una febril persecución de los sospechosos en nombre de la pureza revolucionaria, un caos que, inadvertidamente, sentaba las bases del fin del maoísmo. En esta magnífica conclusión a la aclamada «trilogía del pueblo», Dikötter indaga una vez más en documentos previamente secretos para dar voz a los protagonistas de la época más tumultuosa de la China comunista y reexaminar con rigor su estremecedora historia.
En esta obra que fusiona magistralmente el arte y la ciencia, Fernando Giráldez, catedrático emérito y experto en neurociencias, nos guía a través de las grandes obras del Museo del Prado para revelarnos cómo ya los pintores clásicos, desde El Bosco hasta Sorolla, utilizaban técnicas pictóricas que, sin saberlo, avanzaron los descubrimientos científicos sobre la percepción visual.
El autor explora cómo estas técnicas, como el sfumato de Leonardo o la perspectiva aérea de Velázquez, reflejan los complejos mecanismos del cerebro humano, y no solo nos muestra cómo los artistas han sido neurocientíficos intuitivos, sino que también nos invita a reconsiderar la experiencia estética desde una perspectiva científica, revelando la estrecha relación que hay entre cómo vemos el mundo y cómo lo representamos.
El 9 de julio de 1860, la ciudad de Damasco fue testigo de uno de los episodios más violentos de su historia. Una turba enfurecida arrasó los barrios cristianos, dejando a su paso una estela de destrucción y muerte. Durante ocho días, la ciudad se sumió en la violencia, dejando un saldo de cinco mil cristianos muertos y miles de tiendas, iglesias, casas y monasterios saqueados y arrasados.
Eugene Rogan recrea el mundo perdido de Oriente Medio bajo el dominio otomano, sometido a la presión del cambio económico global y la expansión europea. Las reformas de mediados del siglo XIX aumentaron las tensiones en todo el imperio. En Damasco más que en ningún otro lugar, pues era una ciudad multifacética unida por el comercio de caravanas a Bagdad, el Mediterráneo y La Meca, donde el caos de idiomas, costumbres y creencias convivían en tolerancia. Hasta que las reformas comenzaron a beneficiar a la comunidad cristiana minoritaria a expensas de la mayoría musulmana.