«Ha sido difícil y a la vez muy hermoso meterme en la piel de María de Magdala, una mujer a la que siempre he admirado y respetado.
Ella fue testigo de la resurrección del Señor y encargada por Él de comunicárselo a los demás. En esta novela la he imaginado como una mujer fuerte, inteligente y valiente que deseaba ser protagonista de su propia existencia en una sociedad en la que las mujeres no significaban nada. Tras el encuentro con Jesús, el amor de su vida, todo su interior se trastocó y de su horizonte existencial desaparecieron las sombras.
Somos muchas las mujeres que hoy, en pleno siglo xxi, la consideramos un modelo a seguir».
María Teresa Álvarez
Esta célebre biografía de Gabriel García Márquez fue posible gracias a veinte años de trabajo, en los que Dasso Saldívar estuvo investigando, viajando a los lugares esenciales, realizando centenares de entrevistas e indagando
en archivos de varios países para obtener respuesta a su obsesión: ¿Quién era el hombre que escribió Cien años de soledad? ¿Cuál es la realidad histórica, cultural, familiar y personal que subyace en esta prodigiosa novela? El resultado es una visión indispensable para comprender en todo su alcance la obra de uno de los mayores escritores de todos los tiempos.
Según se relata en estas páginas, García Márquez escribió Cien años de soledad para «volver» a la casa donde nació y se crio con sus abuelos maternos hasta los diez años. Por eso, este libro es también la biografía de esta novela, de manera que en El viaje a la semilla se narra lo más raizal y esencial de la vida y obra del escritor.
El enfoque que inspira la composición de esta obra se centra en los planteamientos éticos sobre las guerras desarrollados por los pensadores políticos más lúcidos de la historia hasta nuestros días. De ellos se derivan criterios morales tanto para la humanización de los enfrentamientos armados recientes (trágicos e infernales) como para la denuncia pública de la crueldad. El autor -con términos distintos a los clásicos- es partidario de establecer principios desde los cuales regular las motivaciones defensivas o humanitarias que pueden justificar el inicio de una contienda bélica (ethica ad bellum), exigir la protección de inocentes, refugiados, heridos y prisioneros (ethica in bello), además de impulsar pautas para la pacificación social, penalización de criminales y reparación de daños sufridos por las víctimas más frágiles (ethica post bellum). Es constatable que los mínimos parámetros normativos resultan aplastados cuando las primeras bombas empiezan a expandir la epidemia de la violencia durante las hostilidades militares. Sin embargo, también es cierto que los dardos éticos se disparan con mayor agudeza crítica contra la maldad humana. ¿Cuáles son los criterios morales más relevantes (del pasado y actuales) que pueden seguir siendo válidos para enjuiciar los conflictos bélicos que nos circundan hoy y que tanta desolación y muerte provocan?