En 1346 la peste negra llegó a Europa para diezmar a poblaciones enteras a lo largo y ancho del continente entre sufrimientos indecibles. Una catástrofe terrible, una tragedia humana de proporciones bíblicas, pero que desencadenó una renovación cultural y un desarrollo económico de una escala también sin precedentes. El mundo que forjó la peste es una historia panorámica de tales cambios, de cómo la peste bubónica revolucionó el trabajo, el comercio y la tecnología en Eurasia y de cómo preparó el terreno para la expansión mundial de Europa occidental que arrancó poco más de un siglo después. James Belich, catedrático de la Universidad de Oxford en Historia Global, nos lleva a través de siglos y continentes para iluminar una de las mayores paradojas de la historia: ¿cómo pudo tal catástrofe plantar las semillas de ese espectacular despegue? Belich muestra cómo la peste, diezmando la población, duplicó la capacidad económica de los supervivientes y acrecentó la demanda de sedas, azúcar, especias, pieles, oro, esclavos… Europa se expandió para satisfacer dicha demanda y la peste proporcionó los medios.
Siempre la lengua fue compañera del imperio», escribió Nebrija al dedicar, de forma significativa, su Gramática castellana a Isabel la Católica. Como bien demuestra el caso de España, a lo largo de la historia el lenguaje ha sido mucho más que una herramienta de comunicación: ha sido un símbolo de poder, identidad y resistencia. En No hablarás, James Griffiths nos lleva en un recorrido fascinante y revelador centrado en tres regiones del mundo donde las lenguas han sido reprimidas, marginadas o amenazadas de extinción: el galés en el Reino Unido, el hawaiano en Hawái y el cantonés en Hong Kong.