Entre 1927 y 1932 Walter Benjamin realizó una serie de charlas radiofónicas dirigidas a niños y jóvenes que se difundieron a través de emisoras de Berlín y Frankfurt. Oficiando como un agudo pedagogo, Benjamin proporcionaba a su auditorio –que a menudo incluía también a los adultos, capturados por la belleza e inteligencia de las palabras del filósofo alemán– claves para comprender tanto la historia pasada como los acontecimientos del momento, a través de narraciones sobre gitanos y bandoleros, titiriteros y brujas, Fausto y Cagliostro, catástrofes naturales o la ley seca, dando lugar a un libro delicioso y esclarecedor que hoy se nos antoja más dirigido a un público adulto que aquel para el que originalmente estas charlas fueron concebidas.
"Todos los argumentos que se emplean para impugnar la democracia, parten de una misma raíz: la supuesta necesidad del prejuicio y el engaño para reprimir la natural turbulencia de las pasiones humanas. Sin la admisión previa de tal premisa, aquellos argumentos no podrían sostenerse un momento. Nuestra respuesta inmediata y directa podría ser ésta: «¿Son acaso los reyes y señores esencial-mente mejores y más juiciosos que sus humildes súbditos? ¿Puede haber alguna base sólida de distinción, excepto lo que se funda en el mérito personal? ¿No son los hombres objetiva y estrictamente iguales, salvo en aquello en que los distinguen sus cualidades particulares e inalterables?» A lo cual nuestros contrincantes podrán replicar a su vez: «Tal sería efectivamente el orden de la razón y de la verdad absoluta, pero la felicidad colectiva requiere el establecimiento de distinciones artificiales. Sin la amenaza y el engaño no podría reprimirse la violencia de las pasiones». WILLIAM GODWIN"