Brillante conversador, además de erudito, George Steiner (en contraposición dialéctica con su interlocutor, Antoine Spire) se abre a un relato vivo, apasionado, que nos lleva al límite de la paradoja y la provocación. Desde aspectos de su propia biografía a los asuntos más espinosos abordados en la obra de este gigante de la cultura europea, sus pensamientos tocan la música, la filosofía, la poesía y la literatura, el lugar que corresponde a un hombre culto enfrentado a la barbarie, así como la relación a menudo trágica y ambigua entre la filosofía y el despotismo, entre el judaísmo y Auschwitz como símbolo del mal absoluto. Y todo ello sin perder de vista la crítica lúcida de otros filósofos contemporáneos, como Sartre y Derrida, una crítica en que el punto de vista de Steiner se hace más nítido y afilado. Publicada a finales del siglo pasado, La barbarie de la ignorancia —que publicamos ahora con una nueva traducción, un apartado final, «Staccato», no recogido en la edición castellana anterior, y un epílogo en el que Antoine Spire rememora 23 años después un encuentro no del todo fácil con el filósofo— seguirá sorprendiendo al lector por la lucidez y la combatividad de un autor cuya libertad de pensamiento y exigencia intelectual y moral constituyen hoy como ayer un aldabonazo para nuestras conciencias.
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Si bien el estoicismo ofrece una sabiduría milenaria, no es una reliquia del pasado. Hoy en día, personas de todos los rincones del mundo recurren al estoicismo para encontrar consuelo, gestionar su impulsividad y alcanzar sus mayores objetivos.
En Diario de un estoico moderno, la investigadora y experta en estoicismo Brittany Polat ofrece un diario guiado de 90 días para afianzarse en el estoicismo moderno y profundizar en el autoconocimiento. El diario proporciona un espacio para cultivar la autodisciplina, enfrentar el duelo y saber gestionar los cambios.
«Siempre tengo sed. Cuando bebo agua no pasa nada solo me hago pis. Cuando bebo alcohol pasan cosas. Cuanto más bebo más cosas pasan. Beber hasta caer en compañía, es una atracción, como subirte con amigas en una montaña rusa. El único momento de la semana en que me puedo dejar llevar. Caer. Caer en compañía a un abismo divertido. Bebemos hasta caer porque confiamos en tener alguien que nos sostenga o porque sabemos que no hay nadie para sostenernos. Es un juego. Peligroso».