Cómo la democracia se ve trastornada por los populismos y qué vías hay para salvarla.
Un análisis alarmante que es también una guía para reparar una democracia amenazada por el populismo.
La aparición de distintos ejemplos de populismo en diferentes partes del mundo ha hecho salir a la luz una pregunta que nadie se planteaba unos años atrás: ¿están nuestras democracias en peligro? Los profesores Steven Levitsky y Daniel Ziblatt, de la Universidad de Harvard, han invertido dos décadas en el estudio de la caída de varias democracias en Europa y Latinoamérica, y creen que la respuesta a esa pregunta es que sí.
Con un recorrido que abarca desde la dictadura de Pinochet en Chile hasta el discreto y paulatino desgaste del sistema constitucional turco por parte de Erdogan, los autores muestran cómo han desaparecido diversas democracias y qué podemos hacer para salvar la nuestra. Porque la democracia ya no termina con unbang (un golpe militar o una revolución), sino con un leve quejido: el lento y progresivo debilitamiento de las instituciones esenciales, como son el sistema jurídico o la prensa, y la erosión global de las normas políticas tradicionales. La buena noticia es que hay opciones de salida en el camino hacia el autoritarismo y los populismos de diversa índole.
El amor se encuentra en el corazón de la Biblia. Desde el momento en que Adán declara a Eva “carne de mi carne”… hasta el amor abnegado de José por María… hasta la profunda amistad entre David y Jonathan… hasta el rebosante e inamovible amor de Dios: la Biblia es una historia de amor. Pero también redefine la forma como el mundo nos dice que deberíamos pensar sobre amor.
Se sabe que Gertrude Stein era una mujer atrevida en sus opiniones y con un sentido del humor peculiar; pues bien, el título mismo de este libro demuestra su talento y la voluntad de ir más allá de lo establecido en cuanto a géneros literarios: aparentemente estamos leyendo un texto autobiográfico y quien lo firma es Alice B. Toklas, la secretaria y compañera sentimental de la gran autora, pero quien está detrás de estas páginas es la misma Gertrude Stein.
Así, al hilo de la voz de Alice, entramos en la casa que las dos mujeres compartieron en París entre 1903 y 1933, y por donde desfilaban las figuras que definieron lo que sería la cultura de principios del siglo XX. Comiendo con Picasso, cenando con Hemingway o hablando de sombreros con Marcelle Braque, se fue hilando una tradición intelectual que hoy ya es clásica y a Gertrude Stein debemos el gran favor de haber abierto las puertas de este salón donde las anécdotas, divertidas o trágicas, acabaron convirtiéndose en Historia con mayúsculas.