Si en "Breve historia de las migraciones", publicada en esta misma colección, Massimo Livi Bacci hace un recorrido por el desarrollo de este fenómeno consustancial a la especie humana a lo largo de la historia, en "Por tierras y mares: Quince migraciones de la antigüedad a nuestros días" desciende a la narración pormenorizada de los hechos. Clasificadas según el grado de libertad individual que ha presidido la elección del desplazamiento (desde la ausencia absoluta que caracterizó, por ejemplo, los movimientos en la URSS durante la Segunda Guerra Mundial, a la más o menos libertad plena con que se pudo realizar el desplazamiento a través del Atlántico hacia el continente americano durante los siglos XIX y XX), el autor describe en estas páginas quince casos concretos que afectaron al mundo "occidental" -Europa y América- desde la antigüedad a nuestros días. Susceptibles de acabar en desastre o de culminar con éxito, refractarias a generalizaciones, paradigmas o modelos, las migraciones son fenómenos físicos y sociales, así como hechos políticos, que dejan de forma invariable su impronta en la historia.
En 1943, dos años después de su llegada a Nueva York, Hannah Arendt escribe el ensayo Nosotros, refugiados. Testimonio existencial de una apátrida excepcional, pero también primer manifiesto político sobre las migraciones, esta obra constituye una lectura indispensable para orientarse en el escenario político actual, donde ha aumentado la masa de quienes, atrapados entre fronteras nacionales, son considerados cuerpos extraños, superfluos, residuos de carne y hueso; los Estados aún discriminan y rechazan, mientras se multiplican los campos de internamiento y las zonas de tránsito donde son arrojados millares de seres humanos. La presente edición complementa el texto con un estudio crítico de Donatella Di Cesare que reconstruye la lección de Arendt, devolviéndole todo su carácter disruptivo.
Invitado a exponer sus piezas de cerámica en el museo Nissim de Camondo, Edmund de Waal disfrutó del inesperado privilegio de adentrarse en uno de los palacetes más lujosos de París, antigua propiedad de una influyente familia sefardí. Construido por deseo del filántropo y coleccionista de arte Moïse de Camondo en 1912, el edificio acoge desde entonces una extraordinaria colección de arte francés del siglo XVIII. Sin embargo, como ocurrió a los antepasados de De Waal, los Ephrussi, también los Camondo se convirtieron pronto en blanco del antisemitismo. El infausto destino de este ilustre linaje sobrecogió a De Waal, que comenzó a escribir las cartas reunidas en este libro para rendir homenaje al recuerdo de una familia perdida y «contrarrestar el silencio del desdén». El resultado es una conmovedora y personalísima reflexión sobre el precio de la asimilación, la melancolía, los vínculos familiares, el arte, las vicisitudes de la historia y el valor de la memoria.