"¡Dios mío, ese grito!"
Un piolet y un grito desgarrador son los elementos que cargan de dramatismo el instante en el que Ramón Mercader acabó con la vida de Trotsky, una historia condenada a ser reconstruida mil veces, porque se ha convertido en uno de los mitos de nuestro tiempo. Pero ese momento es sólo un episodio más del fascinante devenir de la familia Mercader, narrado aquí como si de una de las grandes odiseas que caracterizan la novela moderna se tratara, y en el que no es Ramón, sino su madre Caridad, quien emerge como la figura principal de esta convulsa crónica del siglo XX.
«En nuestros días, después de subir las cuestas del Palatino y atravesar el caos de ruinas de lo que un dpia fue el palacio de los emperadores romanos, se llega a una angosta plataforma que domina el valle del Tíber. Ésta, antiguamente cubierta por tierra que traían las lluvias y por toda clase de desechos, hoy está despejada, y en el suelo aparecen los vestigios de una singular aldea que se levantaba en este lugar hace casi tres mil años. Esta aldea, que quizá comprendiera unas decenas de modestas cabañas hechas con ramas entrelazadas y sostenidas por postes de madera, es todo lo que queda de la Roma más antigua.»
Cuando aquella noche de 1964 Muhammad Ali, conocido por entonces como Cassius Clay, saltó al cuadrilátero para enfrentarse a Sonny Liston, fue contemplado por todo el mundo como un irritante adefesio que se movía y hablaba demasiado. Seis rounds después, Ali no sólo se había convertido en el nuevo campeón del mundo de los pesos pesados: era el «nuevo hombre negro» que en poco tiempo transformaría la política racial, la cultura popular y las nociones de heroísmo de Estados Unidos. Explorando la ascensión de Ali desde los gimnasios de Louisville, Kentucky, el autor crea un lienzo de incomparable riqueza y nos ofrece un minucioso retrato de las mafias que controlaban el negocio, de los columnistas que dominaban la información deportiva, de un audaz Norman Mailer y de un enigmático Malcom X. Nadie ha captado a Ali con tanta viveza, pasión y sagacidad como David Remnick, ganador de un premio Pulitzer y director de The New Yorker. Pero Rey del mundo es mucho más: es la crónica de una de las épocas de Estados Unidos -la década prodigiosa- más vitales y vertiginosas; y hace justicia a la rapidez, gracia, valor, humor y entusiasmo de uno de los más grandes atletas y de una de las personalidades más irresistibles de nuestro tiempo.
«Revela detalles que ni los más cercanos a Ali han sabido nunca. Una historia fascinante.»
The New York Times