Una aproximación a uno de los misterios más complejos de la humanidad: el nacimiento de la escritura.
El libro de Ferrara es un ensayo de divulgación sobre una de las creaciones más importantes de la humanidad: la escritura, que ha surgido en distintos lugares, en distintas épocas, de forma independiente, a partir de cero. Desde los grabados de las tablillas cretenses hasta los signos de la Isla de Pascua, China, México o Mesopotamia, pero también desde los albores de la civilización hasta épocas recientes, asistimos a un apasionante viaje por los misterios de los signos, que nacen del empeño por organizar las relaciones sociales o bien son esforzadas creaciones solitarias, incluso con carácter lúdico. Si la piedra Rosetta nos permitió comprender los jeroglíficos, existen sistemas aún no descifrados, como el manuscrito Voynich, el quipu de los incas o el disco de Festo.
Este libro nos invita a pensar sobre nuestra capacidad comunicativa, que va desde las inscripciones rupestres hasta el imprevisible camino de una escritura del futuro: los emojis, que conectan directamente con los orígenes icónicos de la expresión escrita.
A lo largo de los siglos, el ser humano ha experimentado con las posibilidades estéticas y expresivas del lenguaje, y las ha puesto al servicio de la dimensión primordial de la vida cotidiana y la historia de los pueblos a través del arte de contar. En esta obra imprescindible, Francisco Rico indaga en diversos géneros medievales para comprender las raíces de la literatura española. Su historia no es unívoca ni lineal; formas como la canción trovadoresca, los cantares de gesta o la poesía didáctica florecieron a raíz del contacto directo con otras tradiciones. Nuestra literatura creció desde el principio enlazada a otras culturas.
El primer siglo de la literatura española es un análisis exhaustivo del modo en que las actitudes primarias y universales del ser humano se reflejan en el desarrollo de nuestras letras y nos permiten entender sus orígenes más inciertos.
La Ley Gascón consta de un único artículo y una apostilla, a saber: «Toda sátira es profecía. Toda parodia es eufemismo». Es posible que esto sea cierto en todas las épocas, pero una de las características de la conversación pública actual es el ciclo informativo de veinticuatro horas y siete días a la semana, que va muy deprisa y que a la vez no se dirige a ninguna parte. No solo se confunden lo urgente y lo importante, también se mezclan lo real y el simulacro.
En los últimos cinco años España ha vivido un golpe de Estado posmoderno, cuyos protagonistas todavía no saben si iba en serio o no; una moción de censura contra un presidente del Gobierno que decidió emborracharse mientras lo echaban, y de la que salió un nuevo presidente apoyado por los que habían protagonizado un pronunciamiento civil unos meses antes; el primer Gobierno de coalición, con el sostén de un partido que se oponía a la casta y que consiguió colocar a un matrimonio en el Consejo de Ministros; el ascenso y hundimiento de un partido de centro liberal y el surgimiento de una fuerza de ultraderecha. Mientras, científicos sociales explicaron lo que es el sesgo y luego lo ejemplificaron con su comportamiento.
Enfrentado a tamaño panorama, Daniel Gascón habla de temas que le importan a través de formas que le gustan, con el humor como lente fundamental y la viñeta como ilustración certera. Fake news es una especie de crónica de hechos alternativos, así como un extraño intento de diagnóstico. Porque, como la realidad se empeña en recordarnos cada día, toda sátira es profecía y toda parodia es eufemismo.