La escultura ha desempeñado un papel crucial en las prácticas religiosas de la humanidad a lo largo de la historia, sirviendo como un poderoso medio de expresión de creencias espirituales y conexión con lo divino. En el budismo japonés, las imágenes religiosas poseen un significado espiritual y sirven como puntos focales para la adoración, la meditación y la enseñanza.
Ahora podrás aprender a descifrar las estatuas budistas de manera sencilla a través de la observación visual. Con ilustraciones detalladas y explicaciones claras y sencillas, esta obra es la guía perfecta para adentrarte en la riqueza cultural y espiritual del arte budista. No dejes pasar la oportunidad de enriquecer tu conocimiento y tu alma con este libro imprescindible.
A comienzos del siglo XVIII, la clase guerrera nipona gozaba de privilegios y de una época de paz. Como consecuencia, las nuevas generaciones se entregaban a los placeres mundanos y olvidaban su deber con el clan. Para que no se perdieran los valores de sus antepasados, un joven samurái buscó al monje ermitaño Jocho, que había sido un fiel servidor de Nabeshima Mitsushige, y recogió durante seis años sus testimonios. Las conversaciones que surgieron de este encuentro son el punto de partida y la esencia de Hagakure, una ventana única al pasado para redescubrir la filosofía de lealtad, deber y valor que sigue arraigada en el pueblo japonés y que inspira, todavía hoy, a multitud de personas en todo el mundo.
Publicado originalmente en 2005 con el subtítulo Mitos y símbolos de la Europa medieval, Figuras del destino permite el encuentro del lector con aquellas historias que adquirieron forma escrita en la Edad Media europea, antiguos mitos surgidos de un fondo pagano, céltico y germánico, que grandes escritores de los siglos XII y XIII, franceses y alemanes, consideraron dignos objetos de escritura y reflexión. Y así la historia narrada en esos mitos adquirió, en la cultura cortés y caballeresca, un estilo propio dentro del nuevo género de la época: el ciclo artúrico, lugar de confluencia de celtismo y cristianismo, paganismo y humanismo.
Escrito con claridad y sensibilidad, este fascinante libro ilustrado proporciona información detallada y amena, desde las grandes religiones hasta la mitología del mundo clásico.
-Un capítulo dedicado a cada una de las principales religiones del mundo: hinduismo, budismo, judaísmo, cristianismo, jainismo, sijismo e islam.
-Se incluyen las religiones y credos menos conocidos, lo que ofrece una visión completa de las creencias del mundo.
-Ilustraciones detalladas.
-Con reproducciones de más de 450 obras clásicas de arte religioso.
-Ofrece una cronología de la historia religiosa.
Una obra ideal para cualquier persona interesada en la historia, la filosofía y las creencias pasadas y presentes.
En casi todos los hogares hay un ejemplar de la Biblia, pero la mayoría de las personas jamás lo han abierto. Sin embargo, a pesar de la distancia -espacial, temporal y cultural- que nos separa de ellos, los textos de la Biblia siguen teniendo vigencia y fuerza. Difícilmente nos dejan indiferentes. Para los creyentes, son una luz que alumbra la fe, y para los no creyentes, una experiencia humana nada desdeñable.
Los textos que ofrece esta obra son fundamentales y, en cierta medida, claves para conocer la Biblia. Son veinte fragmentos –la mayoría, del Antiguo Testamento, especialmente desconocido para el gran público–, agrupados en tres bloques que hablan a su vez de tres focos de atención vitales: el universo, el hombre y Dios.
El primer siglo de la historia del cristianismo, que con frecuencia se ha presentado como el simple comienzo de la Iglesia, estuvo marcado en realidad por diferentes momentos cruciales tan inesperados como decisivos: la prematura muerte de Jesús, las apariciones del Resucitado, el establecimiento de los discípulos en Jerusalén, la sacudida causada por los helenistas, la ruptura de Pablo con la Gran Iglesia, la terrible tempestad de los años sesenta, la revitalización del judaísmo por Yohanan ben Zakai y sus discípulos, la exclusión de los minim de las sinagogas hacia 90-100 y la apertura, a comienzos del siglo II, del gran debate sobre la integración del cristianismo en el seno de la sociedad grecorromana.
La conciencia colectiva de los cristianos se fue poco a poco constituyendo y enriqueciendo en el curso de estos choques sucesivos. Judíos mesiánicos en sus inicios, los cristianos tomaron progresivamente conciencia de su originalidad en relación con el judaísmo. De lengua aramea, descubrieron la cultura griega y optaron en su mayoría por este nuevo medio. Hacia 125-150, salido del entorno protector del judaísmo, el cristianismo echa a volar con sus propias alas. Ha adquirido el pleno conocimiento de sí del adulto. Del joven tiene todavía la presunción de la que dan prueba los Apologetas y la intrepidez de los confesores que se niegan a toda concesión. Su infancia ha tocado a su fin. Helo aquí dispuesto a afrontar las tempestades de la madurez, que se anuncian rudas.
«En el principio existía el verbo». Esta frase, con la que comienza el Evangelio según San Juan, es clave en las enseñanzas de la Iglesia cristiana y ha sido determinante para el arte, la literatura y el lenguaje occidentales.
Sin embargo, en los años posteriores a la muerte de Cristo no hubo ni una sola palabra, ni consenso alguno sobre quién era Jesús o por qué había sido importante. Hubo muchos Jesuses diferentes, entre ellos uno agresivo que despreciaba a sus padres y paralizaba a quienes se le oponían, otro que vendió a su gemelo como esclavo y alguno más que hizo crucificar a alguien en su lugar.
¿Por qué sabemos tan poco acerca de estas primeras versiones de Jesús? Porque, a partir del siglo IV d.C., la forma ortodoxa de cristianismo que se había vuelto preeminente se dedicó a eliminar sistemáticamente cualquier otra variación, denunciando sus evangelios como apócrifos y a sus seguidores como herejes. Estos desafortunados cristianos perdieron sus derechos, sus propiedades, sus iglesias y, no pocas veces, incluso sus vidas. En Herejía, Catherine Nixey recupera esas extraordinarias historias de contingencia, azar y pluralidad.
Hágase la luz es prueba de que las mejores historias nunca mueren. En esta atrevida reescritura del Génesis, Dios es una mujer, no es perfecta y, como suele ocurrir, a veces duda de sí misma. También se siente sola. ¿Qué significa ser humano?, ¿cuál es nuestro propósito?, ¿cómo debemos tratarnos los unos a los otros? Las grandes preguntas de la Torá y del Antiguo Testamento aún son las nuestras