¿Cómo leer El Capital de Marx? refuerza la transformación sobre los estudios marxianos que represntó la publicación, en esta misma serie, de la obra de Heinrich Crítica de la economía política.
La lectura de Heinrich aborda la obra de Marx desde un plano estrictamente teórico, sin prejuicios ideológicos, de modo que no da por sentado ninguno de los tópicos que tanto abundan sobre El Capital.
Heinrich analiza El Capital palabra por palabra, en el cuerpo a cuerpo, lo que se revela como caminofructuoso para desentrañar y esclarecer las profundas estructuras conceptuales que reverberan en el texto.
Solo después de un minucioso análisis de estas características cabe sacar conclusiones,ya sea programar revoluciones, predecir el apocalipsis, o tal vez de contemplar ?entre lúcidos y desencantados? cómo la araña devora a sus presas.
«Nadie puede dejar de reconocer que Roma es inmensa, ejemplar, decisiva. Y en su dilatado paisaje histórico destacan irremediablemente algunas figuras singulares. Triunfantes con el favor de los acontecimientos o enfrentados a ellos y aplastados por el fracaso, se le imponen al lector con fuerza irresistible. Por eso era casi forzoso que alguien extrajera del vasto relato del sabio alemán algunas viñetas biográficas y las publicara por separado formando un pequeño libro de fácil y amena lectura como el que el lector tiene en sus manos [...]. Una galería de retratos como la que aquí se recoge suscita al punto en el lector una meditación sobre el papel del individuo en la historia». (Del prólogo de FRANCISCO SOCAS)
Qué significa ser obediente a la naturaleza humana y al objetivo de la sociedad, y desobediente a todo tipo de ideales e ideologías políticas: he aquí el problema central de este conjunto de ensayos, reunidos por el autor poco tiempo antes de su muerte, en 1980, un manifiesto personal que sintetiza las ideas fundamentales de uno de los más importantes psicólogos y sociólogos del siglo XX. Fromm expone aquí su concepción de los requerimientos básicos para una vida humana plenamente realizada (necesidades de relación, de enraizamiento, de trascendencia y de identidad), y critica las estructuras sociales que obstaculizan su cumplimiento. Describe cómo las naciones técnicamente avanzadas han logrado un nuevo tipo de individuo -el homo consumens, un hombre consagrado a la posesión y al consumo, pero solitario, aburrido y ansioso: un hombre-organización peligrosamente obediente-y afirma que tanto el capitalismo como el comunismo totalitario se mueven hacia una burocracia industrial negadora de la vida, el primero por ignorar, y el otro por traicionar, los ideales de un socialismo auténticamente humanista en el cual los individuos prevalezcan sobre las cosas, la vida sobre la propiedad y el trabajo sobre el capital.