Este libro no es tanto un manual de traducción como una amena guía cultural. No trata de metodología ni de técnica, sino de los plátanos o las higueras que crecieron en el Evangelio de san Mateo según las distintas traducciones, o del pez de Babel, criatura maravillosa que sólo había que acercarse al oído para comprender al instante todas las lenguas del mundo. Dicho de otro modo, esta obra nos descubre lo que la traducción es capaz de hacer por nosotros en todas las áreas en las que interviene, desde la literatura hasta la diplomacia, pasando por la filosofía, la subtitulación, las noticias o el turismo.
¿Por qué el discurso de los valores de la familia fue fundamental para la revolución conservadora y de libre mercado de la década de 1980 y por qué ha seguido ejerciendo una influencia tan profunda en la vida política estadounidense y de otros países occidentales? ¿Por qué los neoliberales del libre mercado a menudo han hecho causa común con los conservadores sociales sobre la cuestión de la familia, a pesar de sus diferencias en todo lo demás?
En este libro, Melinda Cooper desafía la idea de que el neoliberalismo privilegia el individualismo atomizante sobre las solidaridades familiares, así como la libertad contractual sobre el estatus heredado. En la tradición de las leyes de pobres de los países anglosajones, muestra cómo el espíritu liberal de la responsabilidad personal siempre ha estado respaldado por un imperativo más amplio de responsabilidad familiar y cómo esta inversión en las obligaciones de parentesco ha facilitado recurrentemente la alianza entre los liberales del libre mercado y los conservadores sociales.
El neoliberalismo, argumenta, debe entenderse como un esfuerzo por revivir y traducir la tradición de las leyes de pobres a la lengua contemporánea de la deuda familiar. A medida que los políticos neoliberales impusieron recortes en los presupuestos de salud, educación y bienestar, identificaron a la familia como una alternativa total al Estado de bienestar. Y a medida que la responsabilidad del gasto deficitario pasó del Estado al hogar, las obligaciones de deuda privada de la familia se definieron como fundamentales para el orden socioeconómico. A pesar de sus diferencias, los neoliberales y los conservadores sociales han estado básicamente de acuerdo en que los lazos familiares deben ser fomentados y, más aún, hacerse cumplir, como contraparte necesaria de la libertad de mercado. Solo al restaurar la familia a su posición central en el proyecto neoliberal podemos entender la alianza política que define nuestro tiempo entre la economía de libre mercado y el conservadurismo social.
La historia del comunismo transcurre entre la revolución y la utopía, entre la violencia y lo criminal.
A lo largo de los tiempos, en cualquier lugar donde se haya impuesto o haya tratado de imponerse un régimen de estas características, se han cometido multitud de crímenes, algunos especialmente aberrantes como los de las tiranías de Stalin, Mao o Pol Pot.
El ideal comunista, que sobre el papel es inocuo, en la práctica se convierte en una pesadilla. Desde la primera revolución típicamente socialista —la bolchevique— hasta su epígono más reciente —la Venezuela bolivariana—, la praxis revolucionaria se ha cobrado la vida de millones de personas en todo el mundo y en menos de un siglo.