En La emoción, fuente de vida, Francisco Mora, aclamado autor de Neuroeducación, nos invita a reflexionar sobre un asunto de especial relevancia en las sociedades occidentales actuales, en las que las personas cada vez viven más tiempo sin saber, en ocasiones, para qué: el envejecimiento. Un asunto que, por su importancia, guarda implicaciones a nivel personal y cotidiano, profesional e intelectual, científico y filosófico e incluso religioso. La obra, publicada anteriormente con el título Ser viejo no es estar muerto, recalca la importancia que tiene a la hora de afrontar ventajosamente esta etapa de la vida una de las vertientes fundamentales del ser humano: la emoción, esa energía que mueve el mundo vivo, «ese motor que todos llevamos dentro y que nos empuja a seguir vivos».
Durante una visita al Harry Ransom Center, donde reposan los archivos personales de Gabriel García Márquez, Nadia Celis dio con un importante hallazgo: un manuscrito inédito de Crónica de una muerte anunciada que contiene un insólito epílogo. El descubrimiento detonó en la escritora el impulso por desentrañar los efectos que la célebre novela del premio nobel tuvo y sigue teniendo no solo en los personajes reales que inspiraron aquella historia, sino también en sus miles de lectoras y lectores. Este libro, su extraordinario relato de la investigación, es una travesía apasionante que rebasa los límites de la ficción y de la realidad.
La tecnología ha sido siempre documento de civilización, pero también de barbarie. Este libro expone algunos casos, como el del zoológico fundado en Hamburgo por Carl Hagenbeck, que en 1875 exhibió indígenas porque resultaban más económicos de importar que los animales; o el de Eduardo Kac, que en 2001 utilizó la ingeniería genética como lenguaje plástico en su obra Génesis, al encriptar una frase traducida a morse en pares de ADN e inocularla en bacterias.
Según Michel Nieva, la historia de la literatura argentina se funda sobre esa fricción: la tecnología como cruce entre civilización y barbarie. En estas páginas encontramos una recopilación de ensayos que exploran, en la estela de Sarmiento y Borges y con la colaboración de Agamben y Burroughs, los imaginarios literarios y políticos que instituyeron el límite entre lo humano y lo no humano, lo cultural y lo natural, lo que merece vivir y lo que debe ser exterminado y capitalizado.