Con las cámaras de los teléfonos convertidas en apéndices humanos generamos muchas más imágenes de las que podemos consumir, imágenes que nos someten y ante las que, a veces, no queda más que sublevarse. Imágenes que nos degluten y a las que de vez en cuando conviene deglutir. Imágenes que, bajo la alfombra inabarcable de las millones de reproducciones, casi siempre nos ocultan los imaginarios de esta era, que empezó con la nueva derecha poniendo a volar la cabeza sin cuerpo de Lenin sobre el cielo de Berlín y se alarga hasta un presente en el que la nueva izquierda ha echado a cabalgar el cuerpo sin cabeza de Franco en el suelo de Barcelona.
Una amenaza recorre nuestro tiempo: la amenaza de una crisis de salud mental. Según las encuestas, los casos aumentan cada día, especialmente entre niños y jóvenes, y la llamada «generación ansiosa» satura las consultas médicas con una queja común: estamos deprimidos. Las estadísticas no mienten, pero, ¿a qué se debe esta epidemia? ¿Cómo podemos explicarnos que toda una generación sufra de una manera distinta al resto?
Esta crisis, nos dice Marino Pérez, es producto de otras dos: la crisis de la psiquiatría y la crisis existencial de nuestros días. Por una parte, el idioma clínico se ha apropiado de todo sufrimiento, de forma que «sentirse mal» equivale, hoy, a estar enfermo. Por otra, las generaciones jóvenes, sobreprotegidas y adictas a las redes, sienten que el futuro es negro. Así, nos vemos inmersos en una «cultura del miedo» que nos vuelve vulnerables y que convierte cualquier obstáculo en una amenaza.
En este valiente libro, el autor acude a fuentes diversas ―desde Freud y Heidegger hasta Taylor Swift― para cuestionar la misma definición de qué es un trastorno mental, en un intento por recuperar la cordura en una época de desesperación
El considerado por los musulmanes último de los profetas y el más importante mensajero de Dios, Muhammad, uniría a los pueblos árabes bajo la bandera del islam. En esta naciente comunidad, construida a partir de una heterogénea amalgama de tribus y estirpes, las alianzas que Muhammad establecería mediante sus matrimonios sentarían las bases de la política y el derecho islámicos. Pero, por otro lado, la creciente comunidad de musulmanes también se serviría en su vida diaria del ejemplo del profeta, cuyos actos se consideraban marcados por la impronta divina. La conducta de Muhammad respecto a las mujeres constituiría y aún constituye un modelo a seguir para los creyentes. En Esposas y concubinas del Profeta el arabista e historiador Felipe Maíllo Salgado revela quiénes fueron las esposas, concubinas y pretendientes de Muhammad, así como su legado en la posterior expansión y evolución del islam.