La investigación relativa a los procesos de funcionamiento de la memoria aporta un bagaje muy importante para comprender los problemas de la vida cotidiana. Sin embargo, el estudio de la relación entre memoria y testimonio y de por qué un testimonio nunca coincide con los datos fácticos a los que dice referirse, adquiere especial relevancia no simplemente en el caso de hechos intrascendentes sino de acontecimientos traumáticos. Fenómenos como la construcción de recuerdos falsos y la retractación y los motivos que la determinan desempeñan en este contexto un papel importante que merece particular atención. Los resultados de la investigación psicológica son además de interés en su aplicación a casos judiciales concretos y en el examen de los requisitos necesarios para que resulte altamente creíble lo que cuenta un testigo.
La psicología del testimonio estudia los problemas relacionados con la exactitud que muestra un testigo en la identificación. Mediante una metodología rigurosa que poco tiene que ver con consideraciones ingenuas basadas en el sentido común o en la práctica rutinaria, llega a conclusiones relativamente claras sobre los mecanismos y variables que intervienen en el testimonio. Este libro introduce a un área de estudio y de aplicación muy extensos, exponiendo los criterios científicos que autorizan a creer en la verdad de un testimonio. Va dirigido en particular a todos aquellos que trabajan en el ámbito de la investigación de los hechos penales, incluyendo psicólogos jurídicos, jueces, investigadores y abogados.
En los años veinte, la comunidad india de los Osage en Oklahoma era la población de mayor renta per cápita del mundo. El petróleo que yacía bajo sus propiedades les convirtió en millonarios: construyeron mansiones, tenían chóferes privados y mandaban a sus hijos a estudiar a Europa. Pero un espiral de violencia asoló esta comunidad indígena cuando sus miembros empezaron a morir y a desaparecer en extrañas circunstancias. La familia de una mujer Osage, Mollie Burkhart, se convirtió en un objetivo principal. Sus tres hermanas fueron asesinadas. Una fue envenenada, otra murió a tiros y la tercera falleció en una explosión. Otros miembros de la los Osage morían en circunstancias misteriosas, y muchos de los que se atrevieron a investigar los crímenes fueron también asesinados. Cuando el número de muertos alcanzó los veinticuatro, el recién inaugurado FBI decidió intervenir y fue uno de sus primeros grandes casos de homicidio. Después de que la investigación resultara un desastre, el joven director J. Edgar Hoover acudió al antiguo comandante de Texas, Tom White, para que desvelase el misterio. White estableció un equipo infiltrado, incluyendo a un agente nativo en el grupo.