La Roma imperial fue un estado guerrero. El Coliseo (inaugurado en el año 80 d.C.) fue el monumento de Roma a la guerra. Como una catedral de la muerte, se alzaba sobre la ciudad e invitaba a sus ciudadanos, 50,000 a la vez, a presenciar juegos gladiatorios asesinos. Ahora es visitado por dos millones de personas al año (Hitler estuvo entre ellos). Dos destacados historiadores clásicos cuentan la historia del mayor anfiteatro de Roma: cómo se construyó; los juegos gladiatorios y otros eventos que se celebraron allí; el entrenamiento de los gladiadores; los espectadores que disfrutaban de los juegos, los emperadores que los organizaban y los críticos; y la extraña historia posterior: el Coliseo ha sido fortaleza, almacén, iglesia y fábrica de pegamento.
Tras varios años de espera, Marie-France Hirigoyen, autora del bestseller El acoso moral, presenta Los narcisos, un libro imprescindible para comprender y combatir el ascenso de los narcisistas.
Marie-France Hirigoyen propone un estudio rompedor basado en su experiencia clínica. Denuncia la confusión entre el narcisismo sano, que permite tener la suficiente seguridad en uno mismo para autoafirmarse, y el narcisismo patológico que consiste en querer apabullar a los demás. Este libro es fundamental en una sociedad en la que cada vez son más los individuos centrados en sí mismos, pegados a sus pantallas, adictos a las redes sociales para valorizarse y existir únicamente en la mirada del otro.
A pesar de no gobernar el Imperio romano directamente, Livia ha sido una de las mujeres más poderosas del mundo. Esposa del primer emperador romano, Augusto, y madre del segundo, Tiberio, se posicionó de forma determinante en el centro de la política romana.
En esta biografía de Livia, considerada unánimemente la más completa desde cualquier punto de vista, Anthony Barrett recurre a las fuentes antiguas para ir mucho más allá del retrato parcial de una maquiavélica conspiradora y nos descubre a una Livia compleja cuya prolongada influencia política contribuyó a dar forma al gobierno romano, dejando sentir su ascendencia mucho después de su muerte.