Codicia, frustración sexual, el deseo de sembrar el terror, la envidia, el anhelo de combatir la soledad, el amor o incluso el puro placer de matar, son algunos de los móviles que se van desgranando en estas apasionantes historias. A modo de decálogo, la autora construye unos modelos nada accidentales de asesinar, diez relatos en los que, haciendo gala una vez más de su rigor, su capacidad de análisis y conocimientos sobre la mente criminal, disecciona de forma magistral el lado más oscuro del ser humano.
Ampliamente ilustrado con fotografías, mapas y fichas con perfiles criminológicos de los diferentes asesinos, para ahondar desde una visión profesional en las perturbadoras raíces del Mal.
En enero de 1907, cuando solo tenía veintiún años, Natacha Klimova fue condenada a muerte por participar, junto a otros miembros del movimiento maximalista, en un atentado contra el ministro del Interior del régimen zarista. La pena fue conmutada por cadena perpetua, pero antes, mientras esperaba la sentencia, Klimova había escrito a su familia una extensa carta que acabó publicada en la prensa y que conmovió a buena parte de la sociedad rusa. La historia de Natacha Klimova no había hecho más que empezar.
Pero ¿quién fue Natacha Klimova? ¿Cómo llegó una joven de la nobleza de Riazán a colaborar en el mayor atentado terrorista de la Rusia prerrevolucionaria? ¿Cómo consiguió escapar de prisión y qué fue de ella durante su vida como fugitiva?
Maud Mabillard decidió seguir la pista de Klimova y reconstruir su historia a través de cartas, documentos policiales y testimonios de quienes la conocieron. El resultado es esta Flor roja que, además de llenar los vacíos biográficos de Natacha Klimova, ayuda también a componer el complejo puzle político y social de la Rusia de comienzos del siglo xx.
Un texto en el que habitan ideólogos, espías, campesinos o literatos —Tolstói y Mayakovski, entre otros, transitan por estas páginas— y que, sin perder el rigor del documento histórico, adquiere por momentos la tensión de una trama policial.
La biografía definitiva del fundador del imperio más grande de la historia.
En veinticinco años, Gengis Kan y sus ejércitos mongoles conquistaron más que los romanos en cuatro siglos, y fundaron el imperio más extenso que el ser humano ha visto nunca. Nacido Temuyín, un paria de las estepas, el hombre destinado a hacer historia como Gran Kan de los mongoles conquistó todos los territorios sobre los que posó la vista: desde Georgia y Armenia hasta Corea. Gengis Kan se erigió como un líder inesperadamente moderno: abolió las torturas, garantizó la libertad religiosa y destruyó los sistemas feudales basados en el privilegio aristocrático.
Cuando nació, con un coágulo de sangre en la mano, su madre predijo que aquel niño cambiaría el rumbo del mundo, y así fue: Gengis Kan unificó a todas las tribus mongolas de las estepas y transformó su modo de vida; creó el ejército más eficaz del medievo, abrió rutas comerciales que conectaron el mundo conocido y fundó un imperio que se extendía desde Europa hasta Asia oriental. Sus sucesores fueron reyes, kanes y emperadores en China, India y Rusia, y su legado fue imperecedero.
Desde los inicios de la vida de Gengis Kan y su ascenso y transformación del mundo tribal de las estepas hasta la explosión civilizadora del Imperio mongol, este brillante ensayo de Jack Weatherford, antropólogo especialista en historia mongola, nos cuenta la épica historia de cómo se forjó el mundo moderno.