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HIROSHIMA. TESTIMONIOS DE LOS ULTIMOS SU

Una crónica de los hibakusha, los supervivientes de las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki, dos de los acontecimientos más impactantes del siglo XX. En Hiroshima, la angustia de los afectados se mezcla con la compasión, y cierta dosis de ternura, para componer el relato de sus vidas en las dos ciudades japonesas, convertidas en símbolos de paz; justo cuando regresa el miedo global a las armas nucleares. A través de entrevistas, Agustín Rivera recoge las voces, en primera persona, de las víctimas de una tragedia que marcó su existencia para siempre: el dolor, las secuelas e incluso el sentimiento de culpa por no haber podido ayudar a otros afectados en peor situación. El libro narra además la experiencia del autor como reportero de Diario 16, El Mundo y El Confidencial en las coberturas periodísticas en Hiroshima y Nagasaki en 1995, 2001 y 2012. Una obra para descubrir el ruido eterno de los muertos y la capacidad de superación, sin olvidar que somos memoria.
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INSERVIBLES. RESISTENCIA A LA VIOLENCIA

Una parte destacada del canon de la filosofía occidental ha defendido la esclavitud, o sea, la forma más brutal de dominación, probablemente porque, con excepciones, quienes gozan de prestigio en la historia del pensamiento son hombres ricos y violentos. La lista arranca en la Antigüedad y acaba en los hornos crematorios nazis, pasando, entre otros lugares, por las plantaciones estadounidenses. Sócrates, Platón, Jenofonte o Aristóteles fueron propietarios de esclavos y escribieron tratados para adiestrarlos junto con los animales. Hobbes y Locke se enriquecieron con la colonización del «Nuevo Mundo» y el comercio transatlántico de esclavos. Schmitt, Heidegger y Jünger teorizaron acerca de una política explotadora y de la aniquilación total. Ochenta años después de Auschwitz, las cuestiones esenciales que circunvalan toda lucha por la libertad desde la acumulación originaria siguen vigentes: ¿qué condiciones concretas precipitan la violencia más extrema del poder? ¿Cómo de inminente es la amenaza? Quizás no estemos tan lejos, si atendemos a los profetas de la policía, la guerra y la esclavitud, cuyo eco no deja de resonar. Tienen los púlpitos más relucientes y las tribunas más prestigiosas para que el liberalismo colonialista, un proyecto siempre en crisis, siempre en crecimiento, siempre exitoso, pueda seguir arrimando el ascua a su sardina de forma implacable. La matriz de su triada primigenia, indisoluble e irreformable, permanece inalterada en el corazón mismo de su proyecto capitalista desde hace cinco siglos: una policía que nunca será democrática, una guerra moderna que jamás será justa, y una violencia política extrema contra las clases subalternas siempre injustificable.
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SIMONO WEIL Y LA CUESTION JUDIA

En 1940, en carta a una antigua alumna, Simone Weil escribe que Francia, «en un plazo bastante breve», había de conocer «una forma más o menos acentuada de racismo», y advierte: «Yo me contaré, en ese caso, entre los parias». Por esas mismas fechas, se había declarado deudora de «la tradición cristiana, francesa, helénica». Es en esta encrucijada en la que se topa con su condición de judía. Disipando polémicas estériles, este libro aclara la posición de Simone Weil ante la «cuestión judía». ¿Cabe asimilar su duro juicio sobre la religión hebrea a alguna forma de antisemitismo? La respuesta no solo requiere situar sus textos más problemáticos en el preciso contexto histórico y político en el que fueron escritos. Exige, ante todo, leer esos textos a la luz del conjunto de su pensamiento, que apunta a una política espiritual capaz de articular lo sobrenatural y la acción pública. Solo yendo a las razones profundas de su filosofía sin eludir sus contradicciones es posible un ensayo de comprensión.
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