La Oficina Federal de Investigación estadounidense se fundó hace un siglo y en pocos años se convirtió en un servicio de inteligencia a disposición de las necesidades políticas de los presidentes republicanos y demócratas y de sus gobiernos. Durante cerca de cincuenta años, bajo la dirección de J. Edgar Hoover, la agencia actuó con total impunidad y cometió tremendos abusos de poder en nombre de la libertad, la democracia y la justicia. Arrestos y detenciones ilegales, escuchas, robos, espionaje, todo estaba permitido para luchar contra los enemigos del Estado. Basándose en setenta mil documentos recientemente desclasificados, cientos de entrevistas y materiales no disponibles hasta el momento, el autor desvela datos sorprendentes, desacredita viejos mitos sobre el FBI y cuestiona las técnicas de vigilancia que violan las libertades individuales en pro de la seguridad nacional.
Un cuarto de siglo después de su publicación en los Estados Unidos, la aparición de la versión española de la obra de Pocock constituye un acontecimiento intelectual de primera magnitud por dos motivos: por un lado, supone un excepcional ejemplo de investigación sobre la gestación del discurso republicano en Maquiavelo, en Harrington y en los padres de la independencia americana, construido desde la contextualización del discurso propia de la Escuela de Cambridge (Laslett, Dunn, Skinner), de la que Pocock es el principal referente; y, por otro lado, significa una magnífica respuesta al desafío que globalización y postmodernidad oponen a la conciencia histórica, articulada desde un replanteamiento de la categoría de tiempo privativa del viejo Occidente. La propuesta de Pocock entraña una vuelta a la política e implica una decidida toma de postura en un momento en que la democracia constitucional se halla inmersa en una crisis que sólo la fortuna sabe en que parará.
Hemos llamado a esta obra Libro de estilo de la Justicia, pero no servirá exclusivamente a quienes ejercen las funciones constitucionales de juzgar y hacer ejecutar lo juzgado. Como los problemas de uso de la lengua con que se enfrentan los legisladores y las Administraciones públicas no son muy diferentes, el Libro de estilo de la Justicia se ha propuesta ser útil a todos los operadores jurídicos, cualquiera que sea el poder del Estado al que pertenezcan o con el que se relacionen. Una buena parte del Libro está dedicada a advertir sobre los malos usos y equivocaciones corrientes en la organización de los párrafos, la utilización del género, el número, los latinismos, el régimen de las concordancias, o sobre cómo evitar los errores de construcción o anacolutos.