Carmen Martín Gaite es una de las escritoras más importantes del siglo XX, que, más allá de sus novelas, aplicó su personal mirada sobre las cosas y su límpida y ágil prosa para producir algunos de los mejores artículos y ensayos de su tiempo. Reunimos dos ejemplos dedicados a dos hombres que marcaron su vida de distinto modo, su íntimo amigo Ignacio Aldecoa, figura clave de la generación del cincuenta, como la propia Martín Gaite, muerto prematuramente en 1969, y su querido Melchor Rafael de Macanaz, destacado político y escritor de finales del siglo XVII y comienzos del XVIII, víctima de la Inquisición y de las intrigas palaciegas, a quien dedicó seis años de estudio que desembocaron en una maravillosa monografía: Macanaz. Historia de un empapelamiento.
En el prólogo de la primera edición de sus Máximas, La Rochefoucauld advierte al lector que su propósito es retratar el corazón del hombre. Y efectivamente, aunque no trata exclusivamente de ello, en sus reflexiones plasma con gran perspicacia los mecanismos y motivaciones que subyacen a los comportamientos humanos, con una clarividente exposición de lo que las apariencias esconden. Con este propósito, este noble, guerrero, conspirador y filósofo hizo de su obra, llena de ironía, humor y despego, notable cinismo y prodigiosa lucidez, la más profunda reflexión moral que nos ha legado el racionalismo y, a la vez, una obra maestra del estilo, de la inteligencia y de la literatura.