Convoyes de mercantes atacados en mitad de la noche, aviones que salen de las nubes para sorprender a los submarinos en superficie, ataques con cargas de profundidad, naufragios, largos viajes por el Ártico o el Caribe, submarinos que aparecen donde menos se les esperaba tras la guerra, héroes, comandantes crueles, banderas piratas, tiempos felices y tiempos duros… todo esto y mucho más formó parte de la guerra submarina en la Segunda Guerra Mundial.
“Misiones Imposibles” trata básicamente de relatar todos aquellos proyectos que, por una u otra razón parecerían imposibles, unos que nunca se llevaron a cabo, algunas veces por puro absurdo, otras porque la guerra iba más rápida que la mente de sus diseñadores, algunas por mala suerte y otras por buena suerte. Bombardeos, asesinatos, secuestros, grandes desembarcos, paracaidistas, la imaginación a la hora de decantar la guerra hacia un lado u otro no tenía límites y en la mayor parte de los casos el asunto se dilucidaba entre las mentes más preclaras o simplemente por el curso de los acontecimientos. De un modo u otro Misiones Imposibles.
Hablar de campos de concentración significa nombrar una época oscura de la historia de la humanidad. Pero también significa solidaridad, heroísmo y dignidad en muchos casos. Como la de aquellos hombres (y algunas mujeres) que, unas veces por mero instinto de supervivencia, por seguir luchando por su país o simplemente por no soportar languidecer encerrados, tuvieron la valentía y la osadía de tratar de fugarse de sus captores. En algunos casos, sus protagonistas tuvieron éxito, pero en otros no. Este libro recoge las historias de los intentos de fugas y evasiones más espectaculares, sorprendentes e increíbles en todos los países implicados en el conflicto, ya fuera en el bando del Eje o bien en los campos de concentración aliados. • Anna Kauderova: la esperanza es lo último que se pierde. • La fuga de Colditz de Patrick Reid. • Philip Toosey y el puente sobre el río Kwai. • Los siete años en el Tibet de Heinrich Harrer.