Fernando Álvarez de Toledo, III duque de Alba, fue uno de los personajes más poderosos y polémicos de su época. Guerrero por vocación, y cortesano y diplomático por necesidad, tomó parte en las cuestiones políticas y militares más relevantes del siglo XVI, aunque es conocido principalmente por sus seis trágicos años como gobernador de los Países Bajos, bajo el reinado de Felipe II. A pesar de su indudable importancia histórica, es su carácter lo que más fascinó y repelió a sus coetáneos y ha cautivado la imaginación de épocas posteriores.
William S. Maltby dedicó doce años de su vida a la investigación y redacción de este libro, que sigue siendo, sin lugar a dudas, el estudio histórico más completo y profundo que existe sobre su figura. Maltby ha sido el primer biógrafo e historiador en dibujar un retrato veraz del duque, con sus luces y sus sombras, sus logros y sus contradicciones. Sin eludir la penetración psicológica, el gran historiador norteamericano sitúa a su personaje dentro del complejo laberinto político de su época. Por todo ello, asistimos fascinados a un claro y detallado análisis de un siglo asombroso, en el que España alcanzó su cenit y el duque de Alba fue uno de sus símbolos más notorios.
La impostura moral define nuestra época. No pasa un segundo sin que veamos en nuestras pantallas a alguien (un político, un periodista, un influencer, un ser anónimo) exhibiendo sus cualidades personales o criticando las de otros. Y para ello vale cualquier artimaña: su propio cuerpo, su alimentación, sus causas benéficas, sus mascotas, sus hijos o sus mayores.
La máscara moral. Por qué la impostura se ha convertido en un valor de mercado trata de explicar cómo el neoliberalismo y la masificación de las nuevas tecnologías han redefinido nuestra forma de relacionarnos basándose en el control moral del otro, han esterilizado nuestra cultura y han trastocado la función evolutiva de la moral: desde la cohesión grupal hasta la actual exhibición individualista e hipócrita en un teatro con miles de máscaras donde todos los personajes quieren ser el protagonista.
La publicación de El frío de una vida, en 2004, marcó un antes y un después en el dominio del género de la biografía española. La brillante y rigurosa interpretación que se hacía de la escritura umbraliana a partir de los obstáculos y dificultades reales que no dejaron de asediar al escritor a lo largo de su vida (1932-2007) -y que hasta entonces habían permanecido ocultos- supuso una novedad y también un desafío. Anna Caballé fijó las circunstancias en las que transcurrieron la infancia y adolescencia de Francisco Umbral y su llegada a Madrid. También analizó y contextualizó en profundidad su incansable labor como articulista y escritor y su relación con las mujeres y el poder, todo ello construido en el libro con una pasión contenida que, sin embargo, es siempre muy perceptible en el estilo de la autora. El resultado fue un libro iluminador, valiente y arriesgado que huía de los cumplidos para exponer los hechos más relevantes de la vida de Umbral, sin obviar tampoco una posible interpretación de los mismos. La biografía de un escritor vivo como no se había escrito hasta entonces en España.
Casi veinte años después de aquella edición, se reedita revisada y con los imprescindibles ajustes que incluyen el cierre de los interrogantes que en la primera edición quedaron sin resolver.