Si la literatura es una de las herramientas que la sociedad utiliza para construir su identidad, un espejo en el que mirarse y reconocerse, esta propuesta nace de un intento de saber cuál sería la respuesta de la literatura a la pregunta de quiénes somos. El crítico y editor Constantino Bértolo despliega en esta obra su extensa experiencia, su profundo conocimiento de las letras españolas y una capacidad de análisis acerada para ofrecer un recorrido en clave histórico-crítica de la literatura producida durante el siglo xx, ahora que ya ha pasado suficiente tiempo como para volver la mirada hacia él, a través de una selección de cincuenta y cinco obras de autores españoles, escritas en castellano, acompañadas por un breve, lúcido y certero comentario.
El evangelio es como un hombre que sale a vender seguros. Cada día sale con sus sueños, conoce personas, le habla de su producto, de como necesita un seguro y de que afiliándose a la compañía puede recibir beneficios y tener un futuro mejor.
El vendedor, le habla de su experiencia y de como su producto puede cambiarle su vida, así como lo hizo con él.
Así es el cristiano que sale cada día con su corazón lleno de amor a compartir y cumplir el mandato: ‘‘Id por todo el mundo y compartir el evangelio’’. Al hablar a todos de su fe, de como Jesús lo perdonó y lo salvó; de sus riquezas en gloria y de que un día volverá por los suyos. Llama a que se arrepientan y le acepten como su salvador.
No importa que el mundo te desprecie, Dios te ha prometido que estará contigo todos los días hasta el fin del mundo. ¡Comparte el evangelio! ¡Cristo viene!
¿Qué pueden enseñarnos los griegos y los romanos para nuestro mundo actual?
El laberinto de hoy, el de la crisis global, económica, sanitaria, política, de valores y expectativas, nos angustia día a día y parece no tener salida. ¿Cómo encontrar una guía certera? ¿Dónde están las voces autorizadas que nos orientan? ¿Tiene sentido buscar las claves del presente y el futuro en el pasado?
Como si desenrollásemos un ovillo mágico, se puede seguir a lo largo de la historia de nuestra cultura un hilo tenue pero firme―el encarnado de Ariadna o el áureo de Platón―que conduce a un lugar mejor y enlaza con un escogido grupo de mentores casi providenciales. Tal vez toda historia esté contenida en un número reducido de autores y obras claves, dotados de un carácter modélico, primordial y casi profético. Son, por supuesto, aquellos que llamamos «clásicos», entre los que destacan los grecolatinos. Y es que, en la experiencia histórica y literaria del mundo antiguo―desde Homero a Virgilio, de la democracia ateniense a la república romana―, se puede hallar una fuente de inspiración, intuición y consejo que nunca se agota.