Una historia político-sentimental del movimiento que transformó la Argentina del siglo XXI.
El kirchnerismo emergió desde Santa Cruz como un fenómeno político singular en la historia argentina. Tres décadas después ha consolidado una identidad nacional de extraordinaria vitalidad. ¿Cómo se explica que haya sobrevivido, en tiempos líquidos y de vértigo constante? ¿Qué puntos de inflexión definieron los distintos momentos de su desarrollo? ¿Es el kirchnerismo patagónico idéntico al actual? ¿De qué manera logró sortear la demonización mediática y el acoso judicial contra sus principales referentes? ¿Cómo se sostuvo en un escenario geopolítico de avances de las derechas neoliberales? ¿Qué atributos lo caracterizarán en la construcción de esta nueva etapa?
El 4 de mayo de 1976 se publica el primer ejemplar de El País, con un porvenir incierto en una España que todavía despierta de una larguísima posguerra y de la muerte de un dictador, una España encogida y ausente de Europa.
Lejos ya de aquellas zozobras, hoy El País es el principal periódico español, uno de los grandes de Europa y un ejemplo de periodismo. Lo que hay entre medio son cuarenta años de la vida de nuestro país, años de profundos cambios y transformaciones. Pero no es éste un libro sobre la reciente historia política o social de España, sino una hermosa crónica nostálgica y humana de un ideal y de una empresa a lo largo de todo este tiempo, sin resentimientos ni rencores, tan llena de evocaciones y anécdotas que se lee como una novela, con personajes de carne y hueso que todos conocemos y admiramos por haber sabido mantener su amor a la libertad y al periodismo.
El poder frente a sí mismo es una forma de mostrar algunos de los múltiples rostros que presentan el dominio y su figura gregaria, lo social. Destellos que dibujan ciertos contornos de la sociedad mexicana sin llegar a plasmar una figura definitiva. Hoy en día el poder es percibido como algo malo, como algo que hay que erradicar del trato fraternal de las nuevas conciencias democráticas que tanto trabajo les ha costado conquistar a los recién emancipados ciudadanos mexicanos. Sin embargo, este tipo de percepciones lo único que logran es traslucir no sólo una ignorancia cada vez más de moda en estas cuestiones, sino, sobre todo, una hipocresía con respecto a los anhelos de todos aquellos que hablan emboscados en la conciencia social. El poder, como su propio nombre lo indica, es la fuerza que hace que las cosas sean, la capacidad que hace posible que el deseo se objetive, pero, más que cualquier otra cosa, la forma en que la existencia se afirma. Dicho con otras palabras, el poder es la fuente máxima de vida, aun y cuando solamente pueda ser disfrutado en forma de espectáculo. Qué puede causar más regocijo que contemplar a alguien realmente virtuoso ejercer todo el poder del que es posible.