Cuando el 1 de abril de 1939 callaron los cañones y los fusiles de la Guerra Civil, para Francisco Franco terminaba una primera lucha que lo había encumbrado como Caudillo de un movimiento militar y político, y como jefe de un nuevo Estado aún por construir. Comenzaba entonces una batalla a veces latente, en ocasiones explícita, por la forma y la dirección de ese Estado, por la posición de España en el concierto internacional y por la conservación del poder.
Rafael Dávila acude a la correspondencia entre el general Fidel Dávila, Franco, los militares y los círculos monárquicos, además de a la documentación diplomática, manifiestos e informes para reconstruir las tensiones entre el Ejército, La Falange y los monárquicos, la presión de Hitler y de los aliados en la Segunda Guerra Mundial, la lucha contra el maquis, la guerra soterrada por el espionaje y la información, la pugna con don Juan, con los generales díscolos o la posterior lucha contra ETA. Fueron episodios de aquella larga «segunda guerra civil» (1939-1975) que Franco, pese a todas las amenazas, fue capaz de superar.
Adolfo Posada, uno de los publicistas más destacado del siglo XX, redactó El Sufragio. Según las teorías filosóficas y las principales legislaciones en pleno debate sobre la crisis del parlamentarismo que se vivía durante la Restauración. La corrupción electoral, el caciquismo o el abstencionismo eran males endémicos que sólo podían superarse, según Posada, merced a una honda reestructuración del voto individual a cuyo través se ejercía la soberanía popular. En sus sistemáticas reflexiones –acompañadas de una mirada a los sistemas electorales comparados que él consideraba más dignos de imitación– el jurista asturiano profundizó sobre los distintos elementos del sufragio, sus clases, la administración electoral y sus garantías, proponiendo un auténtico sufragio universal, en el que, por supuesto, se incluyera a las mujeres. La obra supuso un esbozo teórico de una realidad que pondría en práctica la Segunda República una treintena de años más tarde, pero planteó también cuestiones que a día de hoy, más de un siglo después, todavía son objeto de debate.
Nuestro mundo tiene innumerables fronteras, desde las más obvias hasta sutiles diferencias lingüísticas o climáticas que condicionan nuestra percepción de la existencia. En Fronteras invisibles, el geógrafo Maxim Sanson presenta 30 de esas fronteras invisibles, ejemplos intrigantes e inesperados de las múltiples formas en que nos relacionamos colectivamente con el mundo y lo experimentamos. Desde los aficionados al fútbol en Buenos Aires hasta la calidad del aire en China, pasando por los suburbios de París o el cinturón de malaria del África subsahariana.