Alemania será una potencia mundial o no será». Adolf Hitler El desembarco de los Aliados en Normandía marcó el principio del fin de la Segunda Guerra Mundial e inauguró una lucha totalmente desequilibrada. Las órdenes del dictador de combatir hasta el último hombre en pie condujeron a los defensores del Reich a una masacre. Por qué, cómo y en qué medida las tropas alemanas continuaron una lucha cada vez más desesperada son las cuestiones centrales de esta obra que rompe con todos los tópicos sobre esta temida fuerza. La Wehrmacht nacionalsocialista y sus protagonistas se muestran en su máxima miseria bajo las fuentes inéditas de Jean-Luc Leleu, el historiador que más esfuerzos ha hecho por desmitificar el Tercer Reich en los últimos años. La leyenda de que las tropas alemanas mantuvieron las manos limpias en la guerra de los jerarcas nazis es simplemente una falsificación. Igual que lo es el mito de que su derrota fue exclusivamente provocada por la creciente intromisión de Hitler en la dirección de las operaciones.
En verano de 1812, Napoleón, en el apogeo de su dominio de Europa, marchó hacia Rusia con el mayor ejército de la historia y la convicción de que la expansión de su imperio era imparable. Sin embargo, apenas dos años después sus ejércitos fueron derrotados y Rusia salió victoriosa. Gracias a un profundo conocimiento de la singular realidad social, política y económica en tiempos del zar Alejandro I, este ensayo muestra por primera vez el papel crucial que desempeñó Rusia en las guerras napoleónicas. Dominic Lieven despliega ante los ojos del lector un auténtico fresco en el que tanto el emperador y los oficiales de su Estado Mayor como los soldados cobran vida. El fascinante relato pormenorizado de los acontecimientos que marcaron primero la estratégica retirada de las tropas rusas y finalmente la marcha sobre Europa liderada por el ejército del zar permite al autor desmantelar el afianzado mito según el cual la derrota de Napoleón fue el resultado del inclemente paisaje invernal ruso y señalar así el decisivo lugar de Rusia en la política europea, un lugar que incluso hoy merece la pena recordar.
Traducción, introducción y notas de Pilar López de Santa María. En este, su volumen postrero, se manifiesta de manera especial el carácter de legado final que para Schopenhauer tienen los Parerga. Es su última oportunidad de comunicar sus pensamientos, de esclarecerlo todo hasta el final y de expresar, para quien en un futuro quiera leerlas, las opiniones que sus contemporáneos no han querido oír. Fruto de ello es un volumen extenso y misceláneo en todos los sentidos: junto a ensayos netamente filosóficos hay en él mucho de biografía intelectual, de retrato psicológico y de opiniones personales que en algunos casos Schopenhauer habría hecho mejor en no escribir. Nos encontramos aquí, más que en ninguna otra obra, con el filósofo y el hombre, con las luces y las sombras de un autor controvertido y, en todo caso, irrepetible.