El periodo helenístico fue una época fascinante con un panorama filosófico vibrante y diverso: no solo nacieron dos nuevas escuelas de pensamiento —el epicureísmo y el estoicismo—, sino que se produjeron avances significativos en la Academia de Platón y tanto los aristotélicos como los cínicos continuaron desarrollando sus ideas. Y es que muchas de las ideas que hoy asociamos con la filosofía moderna y la Ilustración —como el empirismo, el materialismo y el escepticismo religioso— ya fueron ampliamente discutidas por los filósofos helenísticos.
En Filosofía helenística, Sellars ofrece una introducción accesible y temática a la filosofía de esta época. El autor pone énfasis en la perspectiva práctica de estos pensadores, que consideraban la filosofía una herramienta para la vida diaria, y resume los debates clave sobre temas que van desde la epistemología hasta la filosofía política. Y, dado que las ideas de los filósofos helenísticos tuvieron una gran influencia en el pensamiento posterior, nos muestra también el desarrollo de la filosofía moderna temprana.
Con una prosa clara y rigurosa, Sellars logra acercar al lector contemporáneo una de las épocas más fértiles del pensamiento antiguo.
Los humanos somos diferentes de los otros animales. Pero ¿qué es lo que determina esta diferencia? No tiene que ver con que seamos más inteligentes o más racionales, sino con que nos emocionamos con cosas que dejan impasibles al resto de los seres vivos. La esencia de nuestra naturaleza se despliega en el lenguaje y la pasión por lo simbólico, que modulan nuestras emociones y han estado desde siempre irremediablemente unidos a la aparición de trastornos mentales específicamente humanos, como la locura. En este libro, Julio Sanjuan explora desde el surgimiento de la especie los tres aspectos diferenciales que explican nuestro enorme éxito evolutivo: creatividad individual, instinto de cooperación y pasión por los símbolos. A partir del concepto de «sincronía», plantea un modelo transversal que arroja luz sobre los orígenes de nuestras emociones y sus trastornos, y propone un lenguaje común entre los aspectos biológicos, psicológicos y sociales de sus causas y mecanismos. Si cada cerebro es único, solo desde una concepción integradora, antidogmática y flexible se puede encontrar la mejor manera de enfrentar nuestros conflictos emocionales.
A lo largo de sesenta años, Boris Cyrulnik ha sido testigo vivo de lo que él denomina «la loca historia de la psiquiatría», que va desde la práctica de la lobotomía, el uso de camisas de fuerza mentales y físicas, las condiciones deplorables que padecían los pacientes en los hospitales psiquiátricos; luego Lacan y el psicoanálisis, hasta llegar a la tranquilidad que le ha aportado la teoría del apego, de la cual la resiliencia es su capítulo preferido, su portavoz. Este libro es el testimonio del largo viaje que ha llevado a Cyrulnik a intentar explicar, aliviar, y en ocasiones curar, el sufrimiento psicológico. Le dio «el placer de comprender y la felicidad de sanar las almas heridas».