El lenguaje del cuerpo es una guía del bienestar físico y psíquico. Es una obra maestra de la psicología que ha puesto al descubierto las deficiencias del psicoanálisis tradicional. Ha servido de detonante al movimiento que ha hecho del lenguaje corporal el eje y el remedio de muchos problemas psicológicos.Millones de personas son víctimas de las tensiones producidas por el medio ambiente. En la lucha por la supervivencia, han perdido sensibilidad y sensualidad. Sus cuerpos los han traicionado y los siguen traicionando. El doctor Alexander Lowen demuestra brillantemente que el cuerpo es el espejo de la personalidad y la clave de los trastornos emocionales. Pionero en el campo del análisis bioenergético, en el que se han cosechado tan espectaculares éxitos, el autor explica este método terapéutico y documenta su obra con historias muy detalladas de multitud de caracteres personalizados. El resultado es la revelación de las relaciones, claras y sorprendentes, que existen entre el funcionamiento de la personalidad y las pautas de los movimientos corporales y de las tensiones musculares. Así se configura un retrato de la persona perturbada bajo los múltiples ropajes físicos que reviste. El lenguaje del cuerpo es mensaje innovador de salud, felicidad y vigor para las personas, ancladas en la tensión y la ansiedad de la vida moderna.El doctor Alexander Lowen, discípulo de Wilhelm Reich, ejerce como médico psicoanalista y es director del Instituto de análisis bioenergético de Nueva York. Dirige también seminarios en el Esalen Institute y ha escrito libros de tanto éxito como Love and Orgasm, The Betrayal of the Body y Pleasure.
A mediados de 2022, Tamara Tenenbaum recibió el encargo de traducir Un cuarto propio, de Virginia Woolf. Tomando como punto de partida las cuestiones que le suscitó dicho encargo, Tenenbaum nos propone una relectura del libro de Woolf para reflexionar sobre la situación actual de las mujeres (aunque no solo de ellas) abordando los temas que le interesan: la precariedad laboral, el amor desaparecido en la era de Tinder, la comida, el dinero, el resentimiento como respuesta política o la nostalgia y el poder de la tradición.
Con una prosa lúcida y fluida, a lo largo de este texto, rico en referencias literarias y filosóficas, pero también de la cultura pop, Tenenbaum dialoga con el clásico de Virginia Woolf y nos propone un ensayo que busca ir más allá de un manifiesto y que quiere ser «una propuesta de contramundo plebeya y feminista basada en la importancia de la belleza y el trabajo como […] productores de igualdad y libertad».
A Tenenbaum, a quien le interesa escribir sobre su tiempo, Un cuarto propio le funciona como inspiración y oráculo, y le ofrece la oportunidad de pensar en otras formas posibles de vivir en el siglo XXI que se opongan al discurso neoconservador circundante y que sean modernas y posmodernas a la vez, pero, sobre todo, que nos ayuden a transitar la incertidumbre sin caer en un optimismo ingenuo ni en un pesimismo reaccionario.
En palabras de la propia autora: «Estoy yendo a Un cuarto propio a hacer lo que Virginia decía que hacemos con los clásicos griegos: a buscar, más que lo que Virginia tenía, lo que a nosotras nos falta».