A finales del siglo XIX, las victorias militares del Japón colonial demostraron que las potencias europeas habían subestimado al país nipón y la Exposición Universal de Barcelona en 1888 ofreció a España la oportunidad de estrechar lazos comerciales con el país del Sol Naciente. En aquel encuentro entre civilizaciones se forjó una amistad imperecedera entre Antoni García Llansó y el pintor Kume Keiichirō, dando como resultado una serie de artículos recopilados luego en forma de libro en 1905. Con Dai Nipon García Llansó descubrió a los lectores españoles la historia, sociedad y cultura de un país fascinante aparentemente muy alejado de España, pero con multitud de semejanzas, a través de un texto que sintetiza el clima de tensión de la política internacional a principios del siglo XX. Una joya bibliográfica del japonismo. Dai Nipon es el fruto de la amistad entre Antoni García Llansó y Kume Keiichiro, forjada durante la Exposición Universal de Barcelona en 1888 y de las cartas intercambiadas entre ambos durante años que sirvieron para documentar la obra que ahora reedita Satori Ediciones, con introducción y epílogo de la doctora Diana Rossell Cigarrán, historiadora de arte.
Una valiente y provocativa reflexión sobre lo cómico en la actualidad que desafiará a cualquier lector
¿Podemos reirnos de todo? ¿Qué relación hay entre la censura, el humor y el poder? En un mundo donde la la ironía y el sarcasmo siguen siendo una importante herramienta para revelar verdades incómodas, el nuevo libro de Iñaki Domínguez muestra cómo, desde tiempos inmemoriales, los bufones han usado el humor no solo para entretener, sino para cuestionar el orden establecido y desafiar las normas. Acompañado de grandes pensadores y sin morderse la lengua, desenmascara cómo hoy los cómicos están siendo atacados por la ideología dominante que quiere imponer una representación falsaria y moralista del mundo que favorezca a las élites económicas.
Rüdiger Safranski nos presenta a Kafka ante la tarea de escribir y se acerca así al secreto de unos textos que presagiaron en gran medida la condición humana de nuestro tiempo. En las cartas y otros documentos del genial autor, Safranski descubre los momentos de felicidad que Kafka experimentaba ante su escritorio, y también aquellos instantes en los que el mundo se le aparecía como completamente extraño y ajeno. A partir de semejantes experiencias en el límite, las obras de Kafka se entienden entonces con una fuerza insólita. Kafka, de Safranski, nos conduce de forma magistral al centro de una obra literaria que se cuenta entre las cimas de la literatura universal. Para el autor de El proceso o El castillo, escribir fue la existencia misma; la escritura significaba para él mucho más que realizar una obra perfecta, pues solo en aquella encontraba Kafka un refugio ante la culpa y las miserias del mundo.