El periodista de investigación Gareth Gore llegó a España en 2017 para informar sobre el inesperado derrumbe del Banco Popular, considerado hasta entonces como una de las entidades más rentables del mundo. Lo que había de ser una crónica más sobre las consecuencias desastrosas de una ambición capitalista desenfrenada se convirtió en el desenmascaramiento de uno de los saqueos empresariales más descarados y de mayores implicaciones de la historia. Durante décadas, un grupo de hombres ligados al Opus Dei había controlado secretamente los resortes del banco para financiar la extensión y la influencia del grupo religioso a todos los rincones del mundo.
La reconstrucción del expolio permite documentar la historia secreta del Opus Dei, desde su fundación y su consolidación durante los años oscuros del franquismo hasta la actual organización global, cuyos lazos financieros con grandes empresas y gobiernos les han permitido acumular miles de millones en activos. Esta riqueza sufragó su infiltración en instituciones políticas, universitarias y mediáticas tanto nacionales como internacionales, para así imponer una agenda ideológica ultraconservadora a nivel mundial y erosionadora de la democracia, como las políticas antiabortistas de la mayoría conservadora del Tribunal Supremo de los Estados Unidos.
A comienzos del siglo xx, Rusia era un enorme imperio que se extendía desde Polonia, Ucrania y Bielorrusia en Occidente hasta el océano Pacífico en el Lejano Oriente. Al frente de este inmenso país estaba el zar Nicolás II, cuya dinastía, los Románov, había gobernado en Rusia desde principios del siglo xvii con una mezcla letal de crueldad hacia sus súbditos, expansionismo colonial e incompetencia reaccionaria.
En 1917, la Primera Guerra Mundial exacerbó las tensiones en Rusia. En marzo, Nicolás II abdicó y el gobierno provisional que ocupó su lugar para organizar unas elecciones democráticas duró solo ocho caóticos meses antes de que los bolcheviques de Lenin lo derrocaran. En La Revolución rusa, el prestigioso historiador Victor Sebestyen narra los apasionantes acontecimientos que, entre 1917 y 1924, llevaron a la fundación de la Unión Soviética.
Exquisitamente documentado, lujosamente ilustrado y repleto de personajes clave como Lenin, Trotski o Stalin, y de episodios dramáticos como el fusilamiento de la familia real o la rebelión de los marinos de Kronstadt, La Revolución rusa es una obra imprescindible para comprender unos acontecimientos que cambiaron el rumbo de la historia y siguen influyendo en nuestro presente.
Estados Unidos entra en la segunda guerra mundial en diciembre de 1941, más de dos años después de su inicio. Hasta entonces había asumido la vigilancia del área del Pacífico y suministrado armamento en Europa a los aliados. Roosevelt defendió la neutralidad, con ese significativo matiz, mientras que sus mandatos fomentaron el rearme de Estados Unidos en el marco de una industrialización acelerada que siguió a la recuperación económica del New Deal entre 1933 y 1934. De 1942 a 1945 despliega su potencial carismático para el que sería su último reto: conducir al país durante la guerra hasta traer la paz. Esa perspectiva épica ayuda a entender que el Congreso aceptara los términos inciertos de una economía de guerra cuando Roosevelt los presenta en abril de 1942: subida generalizada de impuestos, topes a los precios y a los alquileres, congelación de salarios y de precios agrícolas, racionamiento de bienes esenciales y emisión masiva de bonos de guerra mediante los que la propia ciudadanía financiaría al estado.