Este relato se propone #de manera todavía parcial, inicial e indicativa# exponer una posible historia de la política, la historia de los pueblos, que son los actores políticos, y el pensamiento o la filosofía política que los ha inspirado. Por lo general, estas historias siguen dentro de ciertos marcos que las limitan. Romper estos marcos, de-struirlos o de-construirlos para componer un relato sobre nuevas bases, esto es, desde otro paradigma histórico, es el propósito frontal de este libro. El primer límite que es preciso superar en las filosofías políticas en boga es el helenocentrismo, el olvido de que las palabras fundamentales de la política griega tienen un origen no griego. En segundo lugar, el occidentalismo, que no advierte la importancia del mundo bizantino para los inicios de la Modernidad política. El tercer límite es el eurocentrismo de las filosofías políticas, que obvian por desprecio o ignorancia todo lo alcanzado práctica o políticamente por otras culturas. A estos límites se añaden otros: la periodificación de la historia según los criterios europeos, el secularismo tradicional de las filosofías políticas, el colonialismo teórico de éstas en los países periféricos, y finalmente, límite no menor, la exclusión de América Latina cuando se indagan los orígenes de la Modernidad. No habría que leer esta historia como un relato más, sino como un contra-relato, como un relato de una tradición anti-tradicional. Como un buscar lo no dicho y lo no investigado en lo ya dicho. El «decir» de la corporalidad sufriente de los «condenados de la Tierra» es su punto de partida.
"Pura lujuria" es una de las obras mayores de Mary Daly (1928-2010), pensadora feminista radical y una de las primeras doctoras en teología católica que ha enseñado en una facultad de teología como el Boston College. Autora profundamente crítica con una civilización patriarcal caracterizada por la violencia y el odio a la Naturaleza, Mary Daly manifiesta en el título mismo de esta obra el nexo que se establece entre la biofilia y la lujuria "pura" en el sentido de energía fecunda y creadora (aspecto ecofeminista) opuesta a la concepción fálica de la lujuria. Trabajando la etimología de las palabras, creando términos que transforman la percepción de la realidad, desmontando símbolos inadecuados, recuperando la memoria de las diosas y las madres y superando los presupuestos de género tradicionales, Daly busca otro futuro posible en lo salvaje de la conciencia.