Gran figura espiritual del siglo XIII, santa Isabel de Hungría (1207-1231) fue hija de Andrés II de Hungría y esposa de Luis IV de Turingia. Madre de tres hijos, esta princesa, cuya corta vida mezcló leyenda y verdad, nunca dejó de cuidar por amor los más débiles, los niños, los pobres y los enfermos. Cuando enviudó siendo todavía muy joven, despojada de todo vínculo afectivo y material, Isabel se comprometió con la caridad siguiendo a san Francisco. Su fama, que ha perdurado durante ochocientos años, la ha llevado a ser llamada "la princesa de los pobres". Dominique Sabourdin-Perrin es hispanista y vive en París. Ha compatibilizado su labor como docente con su dedicación a la escritura. Es autora de una decena de libros, en su mayoría biografías históricas.
Atravesamos una crisis del humanismo. El término está casi obsoleto. Su dificultad para respirar no proviene de discursos despectivos hacia el hombre, no nos equivoquemos. Es a través de la compasión como este nuevo humanismo, vaciado ya de sustancia, se extiende como un cáncer. Al querer ser mejor humano, sólo humano, demasiado humano, el hombre moderno genera quimeras. El nuevo hombre soñado por los regímenes fascistas o soviéticos era un anticipo del hombre aumentado con el que sueñan los transhumanistas; de la misma manera, el Untermensch (infrahumano, como llamaban los nazis a los no arios) encuentra hoy sus avatares en una muchedumbre que no se ajusta al proyecto deseado para la humanidad. La tentación de definir al hombre a partir de sí mismo lo relega a esa condición inferior. Sólo una imagen del hombre que lo salva impide esta división idólatra ¿Por qué?
Una investigación erudita y literaria sobre el amor romántico, la crisis de la fe y los tentáculos del capitalismo en el siglo XXI.
«Solo puede quedar uno» es el mantra cuyo eco resuena en cada página de El Dios celoso, un ensayo que plantea un análisis literario de la monogamia; aborda una aproximación filosófica al devenir de la fe; y despliega una lúcida lectura de cómo los monstruos del capitalismo contemporáneo están embebidos de la fantasía de convertirse en genios raros, solitarios, únicos.
El siempre punzante y pertinente Antonio J. Rodríguez plantea un recorrido por distintas mitologías occidentales que retratan el deseo del ser humano de trascender sus propios límites. Finalmente, el genio creativo, el amor romántico o el monopolio capitalista aparecen aquí trenzados como diferentes figuras de una misma tradición, que radica en el imaginario religioso: «Todo el amor para un único ser».