El 10 julio de 1596, Francisco de Mendoza, almirante de Aragón, dejaba Gante para dirigirse a la corte del Sacro Imperio, entonces asentada en Praga. Lo hacía siguiendo las instrucciones del rey Felipe II y del archiduque Alberto de Austria, nuevo gobernador de Flandes, de quien era mayordomo mayor. Su cometido consistía en presentarse ante el emperador Rodolfo II y otras destacadas personalidades, para comunicarles formalmente la toma de posesión de estos territorios por parte del archiduque; aunque a las iniciales visitas de cortesía se irían sumando otros objetivos de gran relevancia política. Esta embajada diplomática se encuentra recogida en un manuscrito inédito –cuyo autor fue con toda probabilidad el propio Francisco de Mendoza– que ahora presentamos al lector. Redactado a modo de diario de viaje y sembrado de reflexiones personales del protagonista, nos sumerge en la Europa de finales del siglo XVI.
La vida tiene muchos componentes y es en algunos aspectos poliédrica pero, desde luego, lo que acontece en la familia determina en gran medida la existencia de las personas y en especial de los niños y niñas. Van a encontrarse ustedes con un texto que emana amor a la infancia y que busca desde el saber, minimizar el daño cuando las parejas se rompen o cuando el respeto se pierde. Estamos ante un libro que destila muchos casos vistos en la clínica, en el juzgado, donde se ha aprendido de la incomprensión, del sufrimiento, de los recelos, incluso del odio.
El autor Lic. Libio Amaury Matos, quien escribe nunca
pensó escribir un libro o biografía sobre el Che Guevara.
En principio tenía ese pensamiento, porque no quería que me
asociaran a la corriente política comunista, ni socialista, ni
tampoco como un ferviente fanático, admirador o seguidor
del famoso líder revolucionario Che Guevara o del gobierno
revolucionario cubano. También porque pensaba que ya se
habían escritos muchos libros sobre el rebelde sin causa, los
cuales confi eso a mis lectores que ninguno de ellos nunca leí,
ni tan siquiera una página completa.
El infatigable Italo Calvino habría cumplido cien años el 15 de octubre de 2023 si el esfuerzo excesivo que conlleva ser, entre otras cosas, no hubiera acabado con él. El presente volumen pretende ser una «semblanza demediada» del meticuloso editor y del perseverante amigo que fue; quiere reconstruir los primeros pasos del Calvino escritor, su afilada visión de la industria cultural y su forma de trabajar con las personas que le rodeaban, con especial atención a la relación con Cesare Pavese, quien le abrió las puertas de Einaudi, le puso el apodo de «ardilla» y marcó decisivamente, en vida y después de muerto, su forma de ejercer «el oficio más discreto del mundo»: el de editor.
Soldado rojo. Las cosas que llevaban en el macuto los hombres que lucharon la Guerra Civil es una recopilación de textos patrióticos, revolucionarios, motivadores y ejemplarizantes que los dos ejércitos españoles de la Guerra Civil proporcionaban a los combatientes para enardecer su moral. Desde devocionarios católicos a cartillas antifascistas, desde credos militares a decálogos de milicianos, desde himnos marciales a las canciones más populares, todo está recogido en estas obras, que rescatan, ordenan y presentan al lector actual los textos que leyeron los soldados de 1936. Una pequeña joya que nos permite acceder sin intermediarios a la prosa propagandística de nuestra guerra civil.
Eran años de gloria. París vivía la mayor concentración de talentos filosóficos por metro cuadrado que haya conocido en el siglo XX. ¿Qué fue de todo aquello? El 68 fue un sueño europeo de dos décadas. Al despertar, el mundo apareció, como siempre, irreparable.
Llego al tramo final de mi vida con la constancia de haberme equivocado en todo. Lo importante. Y la imposibilidad de borrarlo de mi memoria.
En tierra de nadie, las memorias intelectuales y afectivas del filósofo Gabriel Albiac, da testimonio del fin del mundo que acontece en cada generación, del punto final a tantas ilusiones, espejismos y grandes proyectos transformadores. Paseando entre libros y viejas consignas estudiantiles, rememorando a maestros como Althusser y Foucault o apostillando algunos de los horrores del siglo XX, Albiac expone sin lenitivos su verdad vivida, que es filosofía de la pérdida, y sin pretenderlo nos presta su ejemplo para afrontarla.